EL 11 DE MARZO.- El PLD se
someterá a una prueba de democracia y populismo que habrá que ver si
funciona. El cantar a dúo Leonel Fernández y Danilo Medina, o la de
orquesta de cámara del Comité Político, al parecer no resultan
suficientes en estos días, y ahora, a pesar de renuencias y retrasos, se
dará oportunidad al coro de masas del comité Central. La reunión del
próximo 11 de marzo será importante, crucial, pero no solo por la
convocatoria o por los temas de agenda, sino porque los representantes
directos de las bases tendrán ocasión de demostrar capacidad política,
entereza moral e independencia de acción.
Los peledeístas (muchos, pero no todos) se quejan de la dirección del Partido, presidente y secretario general, y reniegan de ese sanedrín de los equívocos del CP. Ahora podrán remediar sus males, contribuyendo vía reglamento, a un estatuto interno más justo y apropiado, o a su naturaleza o a la circunstancia. Las bases querían voz, y la tendrán, y no de la que se lleva el viento, sino de la que se registra y establece como ley. El nuevo cuerpo de reglas será legislación interior, y lo del 11 de marzo será un equivalente a las amonestaciones de la iglesia respecto a futuros contrayentes.
Hable ahora o calle para siempre…
PENSADA, ANALIZADA.- La reunión del 11 de marzo será interesante, pero no solo por lo masiva y lo representativa, sino porque será una oportunidad de los miembros del comité Central de demostrar sus habilidades. Técnicamente hablando. No será una aprobación de reglamentos a lo loco, con un simple levantar manos, o a la manera expedita de José Francisco Peña Gómez en el PRD de antes, que con un ¡listo! todo quedaba sancionado. El conocimiento y aquiescencia de la nueva ley del Partido de la Liberación Dominicana será un proceso de pensamiento, de discernimiento y –hasta– de consenso. Cada integrante recibe previamente un cuadernillo en que se recogen las mociones, para que se estudien, se razonen y se hagan las observaciones de lugar. No será una tarea sencilla. Será una especie de círculo de estudios, pero individual, pues de alguna manera este procedimiento remite al PLD reflexivo de otros tiempos. El consentimiento se da por descontado, pero habrá que ver si los textos se sancionan tal y como fueron redactados, o se imponen amplias modificaciones…
Los peledeístas (muchos, pero no todos) se quejan de la dirección del Partido, presidente y secretario general, y reniegan de ese sanedrín de los equívocos del CP. Ahora podrán remediar sus males, contribuyendo vía reglamento, a un estatuto interno más justo y apropiado, o a su naturaleza o a la circunstancia. Las bases querían voz, y la tendrán, y no de la que se lleva el viento, sino de la que se registra y establece como ley. El nuevo cuerpo de reglas será legislación interior, y lo del 11 de marzo será un equivalente a las amonestaciones de la iglesia respecto a futuros contrayentes.
Hable ahora o calle para siempre…
PENSADA, ANALIZADA.- La reunión del 11 de marzo será interesante, pero no solo por lo masiva y lo representativa, sino porque será una oportunidad de los miembros del comité Central de demostrar sus habilidades. Técnicamente hablando. No será una aprobación de reglamentos a lo loco, con un simple levantar manos, o a la manera expedita de José Francisco Peña Gómez en el PRD de antes, que con un ¡listo! todo quedaba sancionado. El conocimiento y aquiescencia de la nueva ley del Partido de la Liberación Dominicana será un proceso de pensamiento, de discernimiento y –hasta– de consenso. Cada integrante recibe previamente un cuadernillo en que se recogen las mociones, para que se estudien, se razonen y se hagan las observaciones de lugar. No será una tarea sencilla. Será una especie de círculo de estudios, pero individual, pues de alguna manera este procedimiento remite al PLD reflexivo de otros tiempos. El consentimiento se da por descontado, pero habrá que ver si los textos se sancionan tal y como fueron redactados, o se imponen amplias modificaciones…
CON MÁS DE 600.- No es lo mismo decidir entre dos,
presidente y secretario general del partido, o dos más, los líderes:
Leonel Fernández y Danilo Medina, o entre 34 miembros del comité
Político, que hacerlo con los más de 600 peledeístas del comité Central.
Tampoco será fácil a esa multitud bajo techo aceptar o rechazar tantas
propuestas, mucho más considerando que estarán recreando una
organización nueva, disciplinada a lo antiguo y recuperando el sentido
ético perdido en el fragor de las luchas internas y el ejercicio seguido
del poder. Más de 50 páginas para compañeros que habían olvidado el
hábito del estudio, y ahora tener que pensar en el partido, y no en sus
propias conveniencias. Juan Bosch, donde quiera que esté, si es que
está, o está llegando, tiene que sentirse admirado, o como en los versos
de uno de los hermanos Argensola, lamentarse de que “no sea verdad
tanta belleza”. Aunque en el caso lo que intriga no es el populismo,
sino la tanta democracia.
Que un partido de dos se transforme y de un momento a otro se
convierta en un partido de todos. De los de arriba, de los del medio, y
posiblemente de los de abajo…
DECLARADO AÑO.- En las actividades del fin de año
pasado, la mayoría encabezadas por Leonel Fernández, se habló, o se
proclamó, que el 2017 sería el año del PLD. La renuencia fue más que
manifiesta al inicio, y fue obvio a todo el mundo, de dentro y de fuera,
que los responsables estaban rehuyendo el compromiso, de que no querían
verse la cara y cumplir la palabra empeñada. La mucha gente es
problema, pero es más problema si no existe un estatuto adecuado ni
voluntad suficiente para imponer un orden. Los peledeístas que están
estudiando el cuadernillo y analizando las propuestas convertidas en
reglamento, no solo piensan en la reunión del 11 de marzo, y la
ocurrencia de esa jornada, sino en lo que pasará después. El PLD camina
cojo, y no puede enderezarse con muletas. Habrá que ver ahora con la
prótesis del comité Central, o las instrucciones de los estatutos
reformados, si además de caminar derecho, con mejor cabeza…
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