Repetidas veces, el procurador general de la República, Jean Alain
Rodríguez, ha dado seguridades a la sociedad dominicana de que sus
investigaciones sobre los sobornos de la Odebrecht en el país llegarán
hasta “las últimas consecuencias” y que no habrá impunidad.
El más alto funcionario del ministerio público también ha dicho, en
más de cinco declaraciones ofi ciales, que completará el proceso
investigativo “caiga quien caiga”.
No obstante el énfasis que ha puesto el procurador general en sus
promesas, hay sectores que no creen en ellas. Y lejos de endosarle un
apoyo para que no se sienta aislado en esa causa, ponen en duda que
pueda cumplir con su palabra.
Lo que procede, razonablemente, es que la sociedad le tome la palabra
al Procurador y lo aliente y apoye en este caso, que es una verdadera
“papa caliente” que reta a la justicia dominicana, a fi n de que no haya
vacas sagradas que puedan esquivar la responsabilidad de rendir cuentas
ante los tribunales por su contubernio en la estafa de la Odebrecht al
Estado dominicano.
La sociedad no debe poner la carreta delante de los caballos en estas circunstancias.
El licenciado Rodríguez ha proclamado que “no vine a la Procuraduría a
encubrir delitos de nadie y quien se confi rme que ha sido benefi ciado
con sobornos va a recibir todo el peso de la ley, sin importar quién
sea”.
Hasta el momento, el Procurador está agotando la fase de los
interrogatorios a las personas que han sido señaladas o se sospecha que
recibieron sobornos de Odebrecht, y en ese marco ha anunciado un acuerdo
con la fi rma constructora brasileña para que esta pague al país, en
compensación por su trapacería, la suma de 184 millones de dólares en
ocho años, con un primer desembolso inmediato de 30 millones de dólares.
En la efervescente demanda de la sociedad para que este gravísimo
escándalo no quede sin sanciones penales, lo que cabe es decirle y
asegurarle al procurador: No desfallezca. Manténgase en esta misma
tesitura.
Cumpla con su deber ante la Patria. Descubra y mande a la justicia a
los culpables. No permita que la lenidad entorpezca, desvíe o apañe este
proceso y marque un precedente histórico encarcelando a los grandes o
chiquitos que participaron en este festín de corrupción.
¡Y haréis justicia!
Tomado del editorial de
de la fecha
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