"Pensé que si me lastimaba no tendría que ir a trabajar", afirmó el hombre, angustiado por cuestiones laborales.
El jueves pasado, Masaru Miura, un residente de la ciudad japonesa de
Kasugai, prefectura de Aichi, se apuñaló con un cuchillo de
aproximadamente 13 centímetros en la zona de la cadera izquierda, cuando
se encontraba en el baño de una estación del metro, informa el portal JapanKyo. Después de autoagredirse, Miura se dirigió a un puesto policial y presentó una denuncia falsa: "Un desconocido me apuñaló por detrás".
Mientras
los agentes de la Policía esperaban que Miura, de 54 años, recibiera
tratamiento médico por su herida que resultó bastante honda, comenzaron a
interrogar al hombre sobre el incidente para conocer más detalles.
Finalmente, este admitió que había mentido y que se había apuñalado él
mismo. La Policía lo arrestó esa misma tarde por interferir con los
deberes policiales.
Miura explicó que encontró el cuchillo en un
matorral cerca de la estación del metro y que se lastimó porque no
quería ir a trabajar. El hombre fue citado diciendo: "Pensé que si me lastimaba no tendría que ir a trabajar".
Según
el medio, el hombre se encontraba en estado de angustia mental por
cuestiones relacionadas con su trabajo. Hasta el momento se desconoce si
estos asuntos tienen que ver con el exceso de trabajo, considerado un
problema muy común en Japón.
Trabajar hasta la muerte
Japón está registrando un número sin precedentes de casos de muertes por exceso de trabajo, algo conocido como 'karoshi'. De acuerdo con el Ministerio de Trabajo japonés, el año pasado se registraron al menos 189 muertes por
fatiga laboral extrema, mientras que las demandas por abusos de esta
índole llegaron a 2.310. No obstante, los expertos creen que el número
real de los fallecimientos es de varios miles.
Asimismo, el
Ministerio de Trabajo reconoce dos tipos de 'karoshi': la muerte
originada por enfermedades cardiovasculares, debido al exceso de
trabajo, y el suicidio, como consecuencia del estrés mental provocado
por el trabajo.
El 'karoshi' es considerado por muchos como una
consecuencia de la cultura japonesa basada en poner en un segundo plano
el descanso. La mayoría de los trabajadores japoneses cuentan con 20
días de vacaciones al año pero pocos las disfrutan, o solo aceptan menos
de la mitad del tiempo, ya que aprovechar los días libres es visto como un signo de vagancia o falta de compromiso con el trabajo.
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