LA MÁQUINA.- El mejor invento del Gobierno
norteamericano en los últimos tiempos es la máquina de cancelar visas.
No se sabe cuándo se prende ni si se apaga, y como no usa combustible,
tampoco se siente, a menos que lo revele el afectado. Roberto Rosario lo
dijo en su momento, y ahora Fidel Santana, aun cuando con uno y otro se
utilizaron procedimientos diferentes. Al primero fueron a su oficina a
pedirle el documento, y por igual la oficial como la personal, como si
quisieran decirle en un mal español:
“No te queremos ver ni en pintura”.
Al segundo lo dejaron ir al aeropuerto, sin el beneficio de la
cortesía. La cual se merecía, sino por dirigente del Frente Amplio, por
diputado de la República. Pero si Estados Unidos era desconsiderado con
Obama ¿qué puede esperarse con Trump? El hecho no inquieta ni intriga,
pero la pregunta cae sola de la mata ¿Por qué no se permitió el ingreso
de Santana a territorio norteamericano? Él tiene su respuesta, y
posiblemente se le acepte, pero será cosa suya y no de las autoridades
norteamericanas. No fue que la entregó, pues iba a hacer el viaje, fue
que lo dejaron en la estacada…
LA AVERIGUACIÓN.- Leí que iba a solicitar a la
presidenta de la Cámara de Diputados que hiciera la averiguación, y esa
diligencia lleva a recordar que el gobierno o la Cancillería harían
igual indagatoria cuando el caso de Roberto Rosario, sin que se conozca
resultado. Fidel Santana es miembro de uno de los poderes del Estado,
Rosario era presidente de una entidad pública acreditada. En los dos
casos la explicación se impone de rigor, pues una cosa es el derecho del
Gobierno norteamericano a rehusar la presencia de ciudadanos de otros
países y otra no motivar la medida cuando se supone existe
correspondencia. Los tratados, los convenios, los acuerdos, en fin, la
reciprocidad, no pueden ser simples papeles que se desconocen sin más ni
más. Los expertos en derecho internacional, tan fluidos en otros
asuntos, no entran en materia, eluden la situación. Y no ahora que el
muro de Donald Trump se erige contra el mundo, y no solo contra México,
sino igual antes. No hay que pensar mucho para darse cuenta de que las
razones contra Santana no fueron las mismas contra Rosario…
LA FALTA.- ¿Cómo se explica que Fidel Santana,
izquierdista o dirigente de un partido de izquierda desde hace muchos
años tuviera visa y viajara a Estados Unidos, y no ahora que es diputado
de la República, condición que alcanzó en la boleta del principal
núcleo de oposición? ¿Qué hizo el legislador del Frente Amplio en los
últimos días, o semanas, o meses, que llevan al Departamento de Estado a
tomar esa medida en su contra? Que se recuerde, hacer alianza con el
PQDC, faltando a la izquierda y asociándose con la derecha. Que se
recuerde, prestar su casa para una reunión entre un padre agobiado y un
representante de los derechos humanos, con la intención de entregar a un
perseguido. Que se recuerde, ser parte de una iniciativa que busca
investigar obras construidas en las administraciones de Hipólito Mejía y
Leonel Fernández, y que molesta a los seguidores del primero y de lo
que no dicen nada los partidarios del segundo. Ni pecado ni delito. Si
alguna falta, la nobleza a que lo obligaba la condición de aliado. Pero
que tampoco lo era al establecer nexos con un grupo de derecha…
TAMBIÉN OTRO.- Ahora se revela, se sabe y se
confirma que a otro diputado, Fidelio Despradel, le fue negada la visa. Y
lo interesante de dicha ocurrencia no es el rechazo, sino que no se
supiera hasta que Fidel Santana sufriera la afrenta en el aeropuerto. La
información no la dio la Embajada norteamericana, ni el propio
Despradel, sino su colega Santana. Habría que entender que si Santana
viaja sin problema, el percance de Despradel no se conoce nunca. ¿Quién
lo iba a decir, si él no lo dijo ni protestó el hecho? ¿Cómo ahora se
reivindica orgullo por lo que fue y sigue siendo un desplante? Santana y
Despradel son diputados, y se identifican como políticos de izquierda,
pero no pertenecen al mismo colectivo. Santana es del Frente Amplio y
llegó a la Cámara de Diputados de la mano del Partido Moderno. La
afiliación de Despradel es de Alianza País y obtuvo su curul por medios
propios, sin alianza. De manera que la falta de uno no puede ser la
misma del otro. Olvídense. A menos que la Guerra Fría haya vuelto con
ímpetus brutales y no distinga que “nosotros, los de entonces, ya no
somos los mismos…” …
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