Después de aquel inescrupuloso
artículo escrito por Mario Vargas Llosa titulado “Los Parias del
Caribe”, y ver la embestida implacable contra la República Dominicana en
escenarios internacionales y locales propiciada por las ONG’s y
enemigos que se benefician del desorden y desgracia del pueblo haitiano.
Luego de ver de manera
reiterada como mi país no ha hecho otra cosa más que auxiliar como nadie
a su vecino cada vez que las inmisericordes casualidades de la
naturaleza y la vida le han golpeado, después de ver como nuestros
hospitales, puestos de trabajo y nuestro territorio han servido de
soporte para mantener al menos subsistiendo aquel descalabrado país
concluyó lo siguiente:
Quizás Vargas Llosa tenga razón en que los haitianos son Parias, pero no lo son por culpa de República Dominicana.
Este humilde y solidario
pueblo no ha hecho otra cosa más que evitar siempre tender una mano
amiga a pesar de siempre recibir atropellos y rechazo de un sector
importante de la población haitiana.
Ese país ha atravesado
penurias y miseria por décadas y si son Parias es por la
irresponsabilidad acumulada de su clase política y empresarial unida a
la dejadez de una comunidad internacional indiferente.
Cuando vimos nuevamente que el
presidente Danilo Medina ordenó el envío de ayuda humanitaria al
hermano país sentimos orgullo de ver cómo a pesar de los pesares nuestra
nación continúa siendo solidaria y humana como siempre lo ha sido con
nuestro vecino agraviado.
Sé que muchos también sentimos
deseos de ver cables y medios internacionales resaltando ese convoy de
más de 500 camiones con ayuda de todo tipo llegando como siempre a
socorrer y tratar de palear una crisis humanitaria (antes que todo el
mundo).
Nunca veremos esos críticos ni
ONG’s resaltando esas acciones porque su objetivo siempre será vender a
nuestro país como el malo de la película, mientras tanto la comunidad
internacional y potencias que tienen mucho más compromiso y deuda
histórica con Haití se hacen de la vista gorda presionando para que
República Dominicana cargue con una responsabilidad que no es suya.
Si bien es cierto que unos de
los sentimientos más hermosos que puede tener un ser humano es la
solidaridad también es cierto que nosotros tenemos una historia que nos
vincula con tinta indeleble al pueblo haitiano y no puede borrarse.
Nosotros nos independizamos de
ellos y nuestras culturas, costumbres, religiones y creencias son muy
distintas y jamás serán compatibles.
Por otra parte, es cierto que
debemos buscar canales de entendimiento, vivir en armonía y aprovechar
las ventajas que el mundo de hoy ofrece en materia comercial, pero no
podemos olvidar la reiterada aptitud de ellos hacia nosotros con las
vedas, trato al expresidente Leonel Fernández y muchas otras situaciones
donde nos han demostrado una actitud ingrata hasta la saciedad, quizás
no del pueblo llano sino de sus gobernantes y políticos lo que al final
nos han enrostrado su soberanía cuando han tenido que hacerlo.
Estoy 100% de acuerdo con la
ayuda por un tema de humanidad y solidaridad, por un tema de prevención
que nos podría salir peor, pero jamás debemos ni podemos olvidar lo
pasado.
Al pueblo haitiano debemos
ayudarlo pero a la comunidad internacional y los enemigos de este país
debemos demostrarles con firmeza y determinación los genes que nos
legaron los Trinitarios, los del 1J4, y todo los hombres y mujeres que
lucharon y los que aún estamos dispuestos a defender nuestra soberanía
en cualquier escenario y bajo cualquier circunstancia.
Quizás si sean los Parias del Caribe después de todo, pero no es responsabilidad nuestra cargar con ese problema.
Cuando escribí este articulo
el pasado viernes aun no conocía la solicitud de algunos legisladores
haitianos solicitando de manera urgente el retiro de las tropas
militares dominicanas de su territorio y aunque estamos claros que
quizás no es el sentir de la mayoría del pueblo haitiano ellos nos han
demostrado hasta la saciedad que debemos aprender a tener un poco más de
dignidad, vergüenza y orgullo patrio.
Sean pocos o muchos quienes
piensen así en Haití debe llevarnos a una profunda reflexión, pero a la
vez a la inversión de recursos para estudiar y resolver de manera
definitiva cómo afrontar una realidad que nos unirá de manera permanente
sin posibilidad de zafarnos.
Si su clase política y
oligárquica no se preocupa por su pueblo sin importarle la miseria que
atraviesan porque tendríamos que hacerlo nosotros.
Por Elvin Castillo
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