El huracán Matthew ha comenzado a atacar las partes más vulnerables
del país y el Gobierno no puede escatimar ninguna medida, por drástica
que sea, para proteger la vida de los ciudadanos en estas difíciles
circunstancias.
Con ráfagas de vientos con velocidad superior a 200 kilómetros por
hora, lluvias copiosas y fuertes marejadas, amplias zonas del país,
especialmente en la línea fronteriza, están desde anoche bajo los
efectos de Matthew en intensidades que corresponden a las de una
tormenta tropical.
En la medida en que Matthew se desplaza lento como una devastadora
máquina centrífuga de aguas y vientos, las viviendas más frágiles o
endebles se exponen al daño y los ríos se sobrecargan y desbordan,
incomunicando poblados y paralizando por completo la vida de esas
comunidades.
Tomando en cuenta esta perspectiva, bastante fundada en los registros
puntuales de los satélites que vigilan el fenómeno y proyectan su
trayectoria paso a paso, el presidente Danilo Medina tomó ayer en la
tarde varias medidas de emergencia para que no falte el auxilio en
tiempo oportuno a las comunidades amenazadas.
El Gobierno ha sido presto en disponer las medidas de precaución que
se aconsejan en casos de gravedad, entre ellas la de evacuar
obligatoriamente a los ciudadanos que vivan en lugares de alto riesgo;
la de preparar a los hospitales para atender casos de emergencia, y la
de dotar a los organismos de socorro de todo lo necesario, para actuar
con prontitud y eficacia donde quiera que lo amerite.
Las amplias medidas de precaución solo pueden ser efectivas si los
ciudadanos cooperan para facilitarlas y si las instituciones de
servicios se organizan para las emergencias, aportando personal
voluntario y equipos imprescindibles para las respuestas.
El país tiene que unificarse para defenderse lo mejor posible de Matthew, símbolo de destrucción.
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