El pasado viernes 23 de septiembre se cumplieron tres años del Fallo
168-13 del Tribunal Constitucional que, sin dudas, se constituyó en una
frontera jurídica inexpugnable de la nacionalidad dominicana frente a
los planes de fusión que propician las potencias y los organismos
internacionales entre la República Dominicana y Haití.
La conspiración contra la Patria de Duarte ha arreciado. Iniciando la
semana pasada semana, el gobierno dominicano condecoró a Mario Vargas
Llosa, quien junto a su hijo Gonzalo se han constituido en los
principales difamadores de la República, esparciendo al mundo la falsa
versión de la supuesta existencia de cientos de miles de apátridas en la
República Dominicana a los cuales se les estaría negando la
nacionalidad dominicana.
No había pasado la vergu¨enza nacional que constituyó el acto de
premiación de Vargas Llosa en el Teatro Nacional, cuando 48 horas
después, el miércoles de la pasada semana, una delegación de Amnistía
Internacional depositaba, junto a una serie de Ong’s, 54,000 fi rmas en
el Palacio Nacional, reclamando la búsqueda de una solución al supuesto
problema de la apatridia que se está generando frente a los haitianos
ilegales indocumentados que dicen haber nacido en territorio dominicano.
Mientras se producían estos hechos, el decano de la prensa nacional,
Listín Diario, informaba que el fl ujo de migración ilegal haitiana en
la frontera está aumentando vertiginosamente en los últimos días, todo
esto coincidiendo con el anuncio del Departamento de Seguridad de los
Estados Unidos sobre la reanudación de las deportaciones de haitianos
ilegales, suspendidas después del terremoto del año 2010, teniendo como
justifi cación una notable mejoría en la situación económica y social
del vecino Haití.
El pasado viernes, la ofensiva continuó.
Ong’s manejando un río de dinero desde el exterior, movilizaron más
de 60 guaguas para ir a protestar contra la Sentencia 168-13 frente al
Tribunal Constitucional; todo en un plan bien orquestado en el que
participa un poderoso sector del gobierno, que desde que se conoció la
histórica sentencia del TC, no ha cesado de trabajar en silencio (como
la carcoma), en combinación con los poderes extranjeros, para echarla
hacia atrás.
Tengo que reconocer que en medio de esa ofensiva de la semana recién
transcurrida, se produjeron unas declaraciones afortunadas del
presidente Danilo Medina reaccionando sobre el pedimento de Amnistía
Internacional y la acusación de Apatridia, cuando se expresó que “no
sabía en qué se basa Amnistía para hablar de Apatridia en RD”.
Aunque la declaración del jefe de Estado frente a la ofensiva
internacional sobre la existencia de la supuesta Apatridia iba por el
camino correcto, a nuestro juicio debió ser categórico y enfático,
expresando que en la República Dominicana no hay, ni se fomenta la
Apatridia contra los haitianos, ni contra ningún ciudadano extranjero.
Simultáneamente a lo ocurrido en apenas horas, CNN Internacional daba
la noticia de que el Reino Unido y Francia construyen muros para
controlar la migración ilegal. Cuando leí la información me recordé de
todas las injurias e insultos que recibí cuando, al estrenarme como
Diputado, propuse la construcción del muro como mi primera iniciativa, a
través de una resolución.
La realidad es que todos los países del mundo están tomando medidas drásticas de control en su frontera y en el tema migratorio.
Sólo la República Dominicana no lo está haciendo. Nuestro pueblo luce
hipnotizado, anestesiado, durmiendo, mientras la invasión haitiana y la
ofensiva internacional que procura la fusión, en los hechos, de las dos
naciones avanza.
Cuando veo a una gran mayoría de mis compatriotas indiferentes y
lejanos a la comprensión de la mayor amenaza estratégica que tiene
nuestro país, refl exiono sobre las letras de una estrofa de nuestro
glorioso Himno Nacional, con el cual quiero terminar este artículo:
“Ningún pueblo ser libre merece si es esclavo, indolente y servil; si en
su pecho la llama no crece que templó el heroísmo viril”.
Por Vinicio A. Castillo Semán ;-
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