JURAMENTACIÓN. TEMER ES EL NUEVO PRESIDENTE
Brasil;- Tras bajar una rampa roja, Dilma Rousseff se posicionó detrás de la
tribuna, deslizó una breve sonrisa y con la voz inquebrantable se
dirigió a los brasileños: “No diré adiós, estoy segura de que esto será
un hasta luego”.
Con total serenidad, Rousseff miró a las cámaras que abarrotaban el
palacio presidencial de Planalto y mantuvo el pulso, como si el Senado
no hubiera acabado de votar su destitución por 61 votos a favor y 20 en
contra.
Pero Rousseff era consciente de que la Cámara alta la había despojado
definitivamente del poder y, sin titubear, recalcó que con su
destitución se había consumado un “golpe de Estado” en Brasil.
En la entrada principal de su residencia, de espaldas a una alta
pared de azulejos dorados, Rousseff, vestida con un traje chaqueta de
color rojo, cerró su historia como presidenta rodeada de sus más fieles
escuderos, quienes la arroparon en su última foto de familia.
En la instantánea faltó su padrino y creador político, el
expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien se ubicó en un segundo
plano, cediéndole todo el protagonismo a su pupila. Con una mano en el
corazón y la otra sobre la barbilla, Lula mantuvo la mirada perdida en
el infinito, visualizando la destitución de su ahijada y el fin de 13
años de poder del Partido de los Trabajadores (PT).
Reacciones
Estados Unidos opinó hoy que la destitución de la presidenta de Brasil,
Dilma Rousseff, se produjo dentro del “marco constitucional” del país,
por lo que dijo “respetar” la decisión del Senado y prometió que
trabajará con el nuevo mandatario brasileño, Michel Temer.
“Esta fue una decisión hecha por el pueblo brasileño, y la
respetamos (Ö). Creemos que las instituciones democráticas de Brasil han
actuado dentro de su marco constitucional”, dijo el portavoz del
Departamento de Estado de EE.UU., John Kirby, en su conferencia de
prensa diaria.
El portavoz dejó así claro que Estados Unidos no comparte la denuncia
de Rousseff, quien ayer afirmó que con su destitución por el Senado
brasileño se había consumado un “golpe de Estado” en el país.
“Estamos seguros de que continuaremos con la fuerte relación
bilateral que existe entre nuestros dos países, las dos democracias y
economías más grandes del hemisferio”, agregó Kirby.
Recordó que Estados Unidos coopera con Brasil “para abordar muchos
temas de interés mutuo en el siglo XXI” y “retos globales”, y que planea
“continuar con esta colaboración esencial”.
Los aliados
Por su lado, varios Gobiernos y organismos regionales salieron ayer en
defensa de Dilma Rousseff y del orden institucional en Brasil ante la
destitución de la mandataria, que calificaron como un “golpe de Estado”,
e incluso Ecuador, Venezuela y Bolivia llamaron a consultas a sus
representantes en ese país.
Venezuela, uno de los fuertes aliados del Gobierno de Rousseff,
decidió “retirar definitivamente” a su embajador en Brasil y congeló
“las relaciones políticas y diplomáticas con el Gobierno surgido de este
golpe parlamentario”.
Ecuador llamó a consultas al encargado de negocios de su embajada en
Brasil y su presidente Rafael Correa afirmó que la destitución de
Rousseff es una “apología” al abuso y la traición que recuerda las
“horas más oscuras de nuestra América”.
El gobernante de Bolivia, Evo Morales, convocó a su embajador en
Brasilia y condenó “el golpe parlamentario contra la democracia
brasileña.
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