No es un secreto, aquí ni en el exterior, que el
país más solidario con el pueblo haitiano, en toda su historia, ha sido
este. Esa ayuda ha llegado, muchas veces a regañadientes e incluso con
el rechazo de muchos haitianos. Yo entiendo que, ayudar a Haití, es un
mandato solidario, humano. Así lo han entendido y lo han hecho los
gobernantes dominicanos, cada uno a su estilo y manera. Una solidaridad
real, efectiva. No como la que brindan los Estados Unidos y sus
organizaciones, y los europeos. Ellos solo levantan la voz para “apoyar”
a Haití en papeles y declaraciones y luego tratar de dañar la imagen de
la nación dominicana.
Después del último fracaso electoral del 2015, Haití se encamina a otro proceso de votación para elegir nuevas autoridades. El presidente interino Jocelerme Privert llamó a elecciones para el próximo 9 de octubre. Yo, sinceramente, veo en ese llamado, un formalismo. Una intención para demostrar “interés” en algo que toda la comunidad internacional desea y espera. Más aún después de que Estados Unidos y la ONU anunciaran recortes en las ayudas económicas si no veían una “intención real” de retomar el camino democrático. Todos deseamos que ese pais retome esa dirección, pero dudo que ese anuncio de elecciones en octubre sea sincero y se cumpla.
Sin embargo, tomándole la palabra a Privert, respaldo que la Junta Central Electoral ayude en la organización y montaje de ese proceso. Contrario a lo que creen algunos “lideres” politicos locales, entiendo que el organismo electoral dominicano sí puede ayudar a que allí se realicen unas elecciones transparentes, ordenadas y masivas. A la junta electoral dominicana la han reconocido organismos y naciones como una de las mejores de la región en ese aspecto. El hecho de que un partido pierda unos comicios y luego trate de desacreditar el organismo rector de los procesos no resta mérito a una labor que estuvo a la vista de todos. Por eso apoyo que la junta central ayude a Haití en la organización y montaje de sus elecciones, si se producen. Ese apoyo no debe incluir conteo de votos ni revisión de actas. Esa es tarea de los haitianos. Pero enseñarles el camino de cómo preparar y montar unas elecciones, en eso el organismo dominicano tiene...un master. Si la estabilidad y el progreso llegan a Haití, de este lado seremos tan beneficiados como los propios residentes en la parte oeste de la isla.
Después del último fracaso electoral del 2015, Haití se encamina a otro proceso de votación para elegir nuevas autoridades. El presidente interino Jocelerme Privert llamó a elecciones para el próximo 9 de octubre. Yo, sinceramente, veo en ese llamado, un formalismo. Una intención para demostrar “interés” en algo que toda la comunidad internacional desea y espera. Más aún después de que Estados Unidos y la ONU anunciaran recortes en las ayudas económicas si no veían una “intención real” de retomar el camino democrático. Todos deseamos que ese pais retome esa dirección, pero dudo que ese anuncio de elecciones en octubre sea sincero y se cumpla.
Sin embargo, tomándole la palabra a Privert, respaldo que la Junta Central Electoral ayude en la organización y montaje de ese proceso. Contrario a lo que creen algunos “lideres” politicos locales, entiendo que el organismo electoral dominicano sí puede ayudar a que allí se realicen unas elecciones transparentes, ordenadas y masivas. A la junta electoral dominicana la han reconocido organismos y naciones como una de las mejores de la región en ese aspecto. El hecho de que un partido pierda unos comicios y luego trate de desacreditar el organismo rector de los procesos no resta mérito a una labor que estuvo a la vista de todos. Por eso apoyo que la junta central ayude a Haití en la organización y montaje de sus elecciones, si se producen. Ese apoyo no debe incluir conteo de votos ni revisión de actas. Esa es tarea de los haitianos. Pero enseñarles el camino de cómo preparar y montar unas elecciones, en eso el organismo dominicano tiene...un master. Si la estabilidad y el progreso llegan a Haití, de este lado seremos tan beneficiados como los propios residentes en la parte oeste de la isla.
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