Más allá de la vulnerabilidad del órgano
electoral, los comicios del domingo 15 dejaron una enseñanza no
analizada todavía debido al ruido de la oposición que machaca un engaño
que no existió: el partidismo cede espacio a los liderazgos personales y
al encanto de individualidades.
Danilo Medina logró imponerse fácilmente gracias a su carisma, que
rebasa la aceptación del PLD, un partido que deberá emplearse a fondo
para superar el desgaste natural de cuatro períodos seguidos en el poder
y de gobernar 20 de los últimos 24 años, un récord que se completará en
2020.
Pero ningún caso ejemplifica mejor este fenómeno que el de David
Collado, que obtuvo 22 puntos porcentuales más que el candidato
presidencial del partido que lo postuló a la alcaldía del Distrito
Nacional. Su campaña duró apenas 44 días y su aceptación subió como la
espuma para destronar a Roberto Salcedo, con 14 años en el puesto.
José Ignacio Paliza, en Puerto Plata, es otro ejemplo de que el
arrastre partidario ha dejado espacio al encanto individual y que los
liderazgos añejos y el caciquismo provincial son parte de un pasado
reciente. Igual ocurrió en Ocoa, con Pedro Alegría, y en San Francisco
de Macorís y La Vega.
Llama la atención la elevadísima votación alcanzada por el cantor
Manuel Jiménez en Santo Domingo Este. Quedó en segundo puesto en la
carrera a la alcaldía municipal, batiendo al PRD, al Reformista y al PRM
a pesar de que fue postulado en la boleta del Frente Amplio, un
agrupamiento minoritario.
...Un mensaje claro
Esas experiencias dejan el camino expedito a la posibilidad de candidaturas presidenciales al margen del partidismo tradicional, algo que ha ocurrido en muchos países en los últimos años y que halla explicación en el agotamiento del liderazgo de siempre: reiterativo, extenuante, cansón...
Esas experiencias dejan el camino expedito a la posibilidad de candidaturas presidenciales al margen del partidismo tradicional, algo que ha ocurrido en muchos países en los últimos años y que halla explicación en el agotamiento del liderazgo de siempre: reiterativo, extenuante, cansón...
Sin embargo, esa realidad contrasta con los resultados obtenidos por
las candidaturas alternativas que aparecieron en el escenario electoral
reciente a pesar de que sólo el caso de la señora Soraya Aquino
-postulada por el Pun, un partidito de bolsillo-, constituía realmente
una figura nueva.
Los otros seis candidatos -Hatuey, Pelegrín, Moreno, Minou, Wessin,
Abinader-, son todas fichas muy conocidas en el partidismo tradicional y
han aparecido en las últimas elecciones como candidatos a algo. Dos de
ellos, Hatuey y Moreno, han sido varias veces candidatos presidenciales.
Todos tuvieron en común una campaña electoral agresiva y desentonada
fundamentada en acusaciones de corrupción contra el candidato
oficialista sin aportar una sola prueba. La respuesta de la gente fue el
rechazo colectivo: seis de ellos juntos no pasaron del 3.0 por ciento
de la votación nacional. Y el que lideró la oposición, Abinader, quedó
por debajo del 35 por ciento.
Un nuevo escenario...
Se abre ahora otro escenario electoral en cuatro años se elegirá a un nuevo Presidente de la República sin la presencia de la reelección y sin la influencia de las candidaturas menores porque los tramos de elección estarán separados.
Se abre ahora otro escenario electoral en cuatro años se elegirá a un nuevo Presidente de la República sin la presencia de la reelección y sin la influencia de las candidaturas menores porque los tramos de elección estarán separados.
En el mes de marzo de 2020 habrá elecciones congresuales y
municipales, y dos meses después, el segundo domingo de mayo, se elegirá
al Presidente y al Vicepresidente.
Será una formidable oportunidad para escoger a un Presidente que
necesariamente no tenga que figurar en las planillas de los partidos
tradicionales Tal vez el candidato que concite la mayor atracción del
electorado ni siquiera tenga figuración pública todavía...
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