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viernes, abril 15, 2016

Que nadie se atreva a jugar con la paz

Estamos ya a un mes de las elecciones y, hasta ahora, podemos ufanarnos de decir que el proceso marcha sin contratiempos ni incidentes que pudieran empañarlo o ponerlo en serio riesgo.
Podría decirse que las experiencias electorales que hemos tenido en medio siglo de democracia han ido moldeando, en el dominicano, una actitud propicia para convertir esta competencia por el poder en un ejercicio de civismo, no en una descarnada guerra entre adversarios fanatizados.
Eso es lo que permite que, por ejemplo, los candidatos se movilicen por todo el país sin ser entorpecidos o agredidos por los contrarios o que puedan hacerse presentes en distintos escenarios para debatir sus propuestas de gobierno en igual atmósfera de respeto.
No obstante lo tangible y visible que resulta este modelo de comportamiento, siempre hay que estar atentos para que nadie intente jugar con la paz ni con la estabilidad en medio de este proceso, justamente hoy que estamos a un mes de las elecciones presidenciales, congresionales y municipales unificadas.
En el tramo final, la lucha por un mejor posicionamiento electoral se incrementará entre todos los partidos y es en este tiempo cuando a muchos les gusta apelar a las guerras o campañas sucias para debilitar a los adversarios, o irse lejos en los impulsos aventureros para crear situaciones que siembren temor o ansiedades en la sociedad.
Hemos presenciado estas formas de actuación en elecciones anteriores, generalmente motivadas en el propósito de crear dudas sobre la legitimidad de las votaciones o los escrutinios, o francamente desafiando el orden del proceso con actos de violencia para intimidar o desalentar a los electores a no concurrir a las urnas.
El deber de todos los partidos, en especial de sus líderes, es asegurar que el proceso, piedra angular para la legitimación democrática, no sea empañado por nada, impidiendo a toda costa que, en nombre de sus causas políticas, los intolerantes y los desbocados, los fanáticos y los violentos, intenten conspirar contra el sagrado derecho que tiene el pueblo de elegir a los que mejor entienda que son capaces de conducir nuestros destinos.
Tomado del editorial del Listin Diario esta fecha

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