Las funerarias, cárceles, deportes, hospitales y hasta la
prostitución forman de un anillo de negocios que no se quieren aceptar
como tales.
Las clínicas son una forma especial de negocios. Esas instituciones
de salud tienen por misión producir beneficios para sus propietarios.
Eso no debe provocar rubor. Los servicios médicos privados existen
dentro de la sociedad y los que busquen o sean llevados a esas
instalaciones deben pagar.
La trágica muerte de Claudio Caamaño vuelve a destapar un canto de ese negocio.
Luce materialista que haya lucro en la atención médica.
Queremos que estos negocios pongan la atención a los humanos por encima del dinero. Es una desigual competencia.
También es injusto que los seres humanos sean desatendidos en las
emergencias porque busquen primero en los bolsillos del paciente si hay
dinero para pagar.
Hay clínicas y médicos que no aceptan seguros médicos.
Están en sus derechos. Los especialistas reclaman que sus servicios
sean pagados con justicia. Son largos y tediosos años de duros estudios
que son ignorados por pacientes o intermediarios de salud.
Se atribuye a un funerario decir que le disgustaba la muerte de la gente pero quería prosperidad de su negocio.
Es la síntesis de la controversia.
Toda acción de atención a la salud de un ser humano conlleva gastos y
cubrirlos debe corresponder a alguien. Yo entiendo que la salud es una
obligación del Estado. Las urgencias médicas debían ser cubiertas por
las instituciones gubernamentales del ramo para asegurar la atención
popular.
Un paciente poli traumatizado conlleva grandes inversiones y
complejos servicios médicos, por ello el interés estatal debe ser
preservar la vida del ciudadano adoptando las medidas de lugar. Una
emergencia médica puede ser parte de un conjunto de fallas de la
sociedad como el desorden del tránsito o la permisividad a las
violaciones en las vías públicas.
Esta muerte de Claudio Caamaño debe servir para analizar la tragedia
en su contexto real. Su cadáver develó, con soplo de muerte, un sistema
fallido que se oculta en el entresijo social. No es el primero que muere
en el rebote entre centros de salud pero es un alerta del riesgo que se
cierne sobre todos. En cualquier momento estamos expuestos a que este
modo de operar nos deje morir.
Hay que modificar el sistema de atención médica.
Todos estamos en riesgo.
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