En su última novela, Cinco esquinas --engendro mediocre que no parece
haber salido de su brillante y laureada pluma--, Mario Vargas Llosa
despliega un erotismo retorcido que no le había acompañado antes en su
prolífica obra literaria de casi seis décadas...
... Pero esa es sólo la trampa, porque es otra muy distinta la intención, la zurrapa política que contiene.
El patético drama que presenta don Mario en su última horneada
literaria parecería que se aviene más a una fantasía senil del
octogenario enamorado que vive actualmente un romance tórrido con una
socialité española veinte años menor, para deleite de la prensa rosa que
los ha puesto a ambos “en las cuatro esquinas”.
El novelón, sin embargo, permaneciera en el ámbito de esa prensa
ligera si no implicara una denuncia mortal de coyuntura política contra
la principal opción electoral de su país, Keiko Fujimori, que acaba de
lograr el 40 por ciento del sufragio popular y pasa al balotaje del 5 de
junio contra el candidato de derecha que respalda Vargas Llosa.
La coyuntura política en que sale la novela no deja espacio para la
duda... El mayor esfuerzo de circulación lo hace la editora Alfaguara en
Lima en medio del proceso electoral que favorece ampliamente a la hija
del hombre en cuyo gobierno se denuncian acciones tan sórdidas como
vergonzosas...
Y, de paso, la prensa... siempre, según el autor, cómplice de las
peores tratativas de chantaje y extorsión bajo la orientación de aquel
gobierno y del “Doctor” --Montesinos--, jefe de la Inteligencia de
Fujimori...
... No es nada nuevo
En Cinco esquinas --con “e” minúscula--, Vargas Llosa hace una
denuncia callejera para embarrar al régimen de su archienemigo Alberto
Fujimori --preso, enfermo y reducido a la miseria humana--, y de paso
mete en el sumidero moral a la prensa peruana situándola en la sordidez
del vulgar chantaje de su trama.
Entre ficción y realidad, Vargas Llosa va y viene con la caricatura
de una época democrática del Perú que sobresalió más por su crecimiento y
desarrollo en la última década del siglo pasado que por la corrupción y
los crímenes políticos que también los hubo en demasía.
Pero, además, trae por las greñas una denuncia sobre un periodismo de
alcantarilla para degradar a la prensa peruana que tuvo siempre el
coraje de denunciar las tropelías del régimen de Fujimori y de
Montesinos y que gracias a ella tuvo esa camarilla que abandonar el
poder...
... Esos viejos odios
No puede obviarse tampoco que los malos humores de Vargas Llosa
contra el presidente Fujimori vienen de viejo: fueron contendores por la
Presidencia del Perú en las elecciones de 1990. “El Chinito” lo derrotó
limpiamente y, al parecer, lo dejó con las ganas de ser Presidente.
Se explica entonces que 26 años después esos resabios constituyan el
telón de fondo de una denuncia contra un gobierno y un Presidente que de
alguna forma se supone influenciarían a la potencial presidenta Keiko
Fujimori...
Porque, a decir verdad, la novela Cinco esquinas es tan mediocre que
su salida sólo la justifica la forma apresurada en que fue llevada a las
estanterías para que influenciara el resultado electoral. Es una
caricatura pésima del Perú, de los peruanos y de la prensa...
¡... Los años no perdonan!
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