No es de mago predecir lo que pasará en el Partido
Revolucionario Moderno después de las elecciones del 15 de mayo en el
marco de un pugilato --máscara contra cabellera, nunca mejor dicho--,
entre Hipólito Mejía y Luis Abinader que se disputarán la membresía
distraída transitoriamente al PRD.
El futuro de Abinader quedará determinado por su pobre papel en estas elecciones que lo obliga a obtener un caudal de votos cónsono con la condición de abanderado del polo opositor... Hipólito, en cambio, no tiene nada qué demostrar fuera de conservar presencia en la boleta, y eso se lo garantiza su hija Carolina.
Para él, Abinader, será como lo avizora desde hace tiempo Ruddy González: ¡su debut y despedida!
Si el resultado electoral se diera como está proyectado, Abinader quedará corto, su futuro es incierto y emergerá Hipólito otra vez en la principalía opositora. A sus 79 años cumplidos --en el 2020--, será ficha electoral a tomar en cuenta.
Eso no sería raro en un país acostumbrado a ver en la boleta electoral todo tipo de vejestorio hasta de 94 años y con minusvalías de visión y físico-motoras, donde nadie se jubila y los liderazgos se hacen eternos y prefieren secarse en la mata.
El relevo generacional se daría si Abinader logra obtener una votación sobre el 40 por ciento para lo cual tendría que acumular cerca de dos millones de votos, una proyección que no hace ninguna medición seria.
Pero, además, al candidato del PRM tampoco le importa el futuro y se las está jugando todas en estas elecciones.
... Acechen a Hipólito
Justo el día antes de vencerse el plazo para inscribir candidaturas al Congreso --el 15 de marzo aún en curso--, Hipólito le sacó el aliento al PRM al anunciar en La Vega que no sería candidato a senador de Santiago, una esperanza de solución al vacío que presentaba la boleta en esa demarcación.
Y no sólo se negó a aceptar aquella propuesta bajo el argumento de que no tiene actitud para ser congresista, sino que expresó que su “gran aporte” a la campaña de su partido fue su hija Carolina como compañera de fórmula electoral de Abinader...
... Lo que tiene que analizarse en estas dos perspectivas: Hipólito está dispuesto a “sacrificar” a su hija en una boleta que todo el mundo sabe perdedora, pero él no correrá ningún riesgo por una candidatura al Congreso así sea que pueda significar el triunfo en una provincia tan importante como Santiago.
Pero, además: ¿Qué no tiene temperamento para ser congresista? ¿Y él no fue candidato a senador del PRD por Santiago en 1982 y lo derrotó Pedro Bretón?
La perspectiva real...
Hipólito y la mayoría de su gente terminarán en el PRD, el partido del que nunca debieron irse. Abinader, en cambio, conservará las siglas del PRM que, a final de cuentas, terminará siendo el mismo partidito familiar Alianza Social Dominicana que sólo se maquilló y cambió de uniforme.
Los más emblemáticos seguidores de Hipólito están regresando al PRD: Fello, Héctor Guzmán, Camilo, los de Nueva York, los de Miami, los de Europa... Y detrás de ellos llegará él.
Los de Hatuey también volverán en su momento... Y ahí se reencontrarán todos ¿O no es eso lo que ha pasado siempre en el PRD de Bosch y Peña Gómez?
El futuro de Abinader quedará determinado por su pobre papel en estas elecciones que lo obliga a obtener un caudal de votos cónsono con la condición de abanderado del polo opositor... Hipólito, en cambio, no tiene nada qué demostrar fuera de conservar presencia en la boleta, y eso se lo garantiza su hija Carolina.
Para él, Abinader, será como lo avizora desde hace tiempo Ruddy González: ¡su debut y despedida!
Si el resultado electoral se diera como está proyectado, Abinader quedará corto, su futuro es incierto y emergerá Hipólito otra vez en la principalía opositora. A sus 79 años cumplidos --en el 2020--, será ficha electoral a tomar en cuenta.
Eso no sería raro en un país acostumbrado a ver en la boleta electoral todo tipo de vejestorio hasta de 94 años y con minusvalías de visión y físico-motoras, donde nadie se jubila y los liderazgos se hacen eternos y prefieren secarse en la mata.
El relevo generacional se daría si Abinader logra obtener una votación sobre el 40 por ciento para lo cual tendría que acumular cerca de dos millones de votos, una proyección que no hace ninguna medición seria.
Pero, además, al candidato del PRM tampoco le importa el futuro y se las está jugando todas en estas elecciones.
... Acechen a Hipólito
Justo el día antes de vencerse el plazo para inscribir candidaturas al Congreso --el 15 de marzo aún en curso--, Hipólito le sacó el aliento al PRM al anunciar en La Vega que no sería candidato a senador de Santiago, una esperanza de solución al vacío que presentaba la boleta en esa demarcación.
Y no sólo se negó a aceptar aquella propuesta bajo el argumento de que no tiene actitud para ser congresista, sino que expresó que su “gran aporte” a la campaña de su partido fue su hija Carolina como compañera de fórmula electoral de Abinader...
... Lo que tiene que analizarse en estas dos perspectivas: Hipólito está dispuesto a “sacrificar” a su hija en una boleta que todo el mundo sabe perdedora, pero él no correrá ningún riesgo por una candidatura al Congreso así sea que pueda significar el triunfo en una provincia tan importante como Santiago.
Pero, además: ¿Qué no tiene temperamento para ser congresista? ¿Y él no fue candidato a senador del PRD por Santiago en 1982 y lo derrotó Pedro Bretón?
La perspectiva real...
Hipólito y la mayoría de su gente terminarán en el PRD, el partido del que nunca debieron irse. Abinader, en cambio, conservará las siglas del PRM que, a final de cuentas, terminará siendo el mismo partidito familiar Alianza Social Dominicana que sólo se maquilló y cambió de uniforme.
Los más emblemáticos seguidores de Hipólito están regresando al PRD: Fello, Héctor Guzmán, Camilo, los de Nueva York, los de Miami, los de Europa... Y detrás de ellos llegará él.
Los de Hatuey también volverán en su momento... Y ahí se reencontrarán todos ¿O no es eso lo que ha pasado siempre en el PRD de Bosch y Peña Gómez?
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