No hay vuelta atrás. La cuenta regresiva para que Danilo Medina, el
PLD y las fuerzas aliadas retengan el poder, elimina días que se
convierten en puñaladas para una oposición que lo ha intentado todo para
revertir la ascendente popularidad de que goza el gladiador morado.
Digo todo, menos propuestas coherentes y creíbles, porque el diseño de
su campaña se enredó en un eje centrado en las denuncias, que solo se
avienta a difusos puntos cardinales que no encuentran y creen hallar en
piquetes organizados a la antigua, tratando de avanzar “al ojo”, sin
herramientas científi cas.
En medio del tortuoso intento de caminar, el pedregoso sendero les
hace retroceder, porque en la práctica, su desprendimiento del PRD no
hizo ola, y lo peor, las bases para echar raíces se cimientan en un
terreno de militantes sin pies fi rmes, atados a sentimientos de
símbolos e historias que dejan atrás y no quieren dejar, creándose con
esto zapatas movedizas que hacen cimbrar la estructura, llenando de
incertidumbre a los capitanes que, con amarras sueltas, no ven partir el
barco.
Sus naves de velas y remos sintieron, en algún momento, vientos a
favor. Pero remaron por los atajos turbulentos de sus discursos
livianos, engordados por algunas “encuestas” de carpeta, y los brazos
remeros comenzaron a reventarse.
Los falsos números se encontraron con el jet que el Frente
Progresista pilota por encima de los 60 mil pies de altura que le da la
preferencia del electorado, descartando con ello las impertinencias de
ciertos vientos que halan hacia el discurso de la vida personal de los
pilotos y permitiendo ver con claridad la curvatura del globo electoral
desde el espacio sideral.
Es que para estos días las cosas se les han puesto peores, la vice
salió a las calles junto al púgil peledeísta a levantar más el ánimo de
las masas y, como si fuera poco, El León, con su rugido, se suma a la
marcha, para excitar a las calles, por donde se derrama el entusiasmo de
un partido que inició, a partir de 1996, la construcción de una
República Dominicana próspera y pujante que, tras cuatro años de
secuestro (2000/2004) fue desvencijada, horada y arrastrada por
especímenes en los que se concentran la más extravagante muestra de
incapacidad.
Por suerte, esos cuasi eternos cuatro años de desventura, pasaron,
para alegría del pueblo que comenzó a ver la recuperación rápida y
espectacular del país, y el retorno al progreso que en dos cuatrienio
levantó la esperanza que se sembró en el pueblo para no dudar que en
2012 se continuara por la vía que vino trazando el partido de la
estrella amarilla, junto a sus aliados, para extender, con otro estilo
si se quiere, el sembradío de panes expresado en el crecimiento
económico con énfasis en la justicia social.
Por Manolo Pichardo;-
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