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jueves, marzo 03, 2016

¡Pimentel esperó 60 años!

Por Freddy Ortiz ;-
Desde que, a principio de los sesenta, Manuel Mora Serrano, Francisco Nolasco y un grupo de inquietos literatos de mi pueblo crearon la sociedad AMIDVERZA (Amigos de la verdad y la belleza), no había surgido allí un poeta con la fuerza briosa que muestra José Miguel García, a quien por fin conocí la tarde de recuerdos que disfrutamos recientemente en la acogedora residencia del “Nini” Taveras.
Es a la motivación generada por la inquietud permanente de los “amidverzanos”, que debemos la producción de tanto trabajo publicado en poesía, novela, noveleta y otros géneros, bajo la firma de pimentelenses. Desgraciadamente, muchas otras valiosas producciones se quedaron en los rayados papeles de cuadernos o, por rebeldía, lanzados al hoyo de la letrina, como ocurrió con uno de los mejores poetas de la época.
José Miguel tuvo la gentileza de enviarme, vía internet, su libro de poesía en prosa con el título “Calles Infecundas”, el cual está en proceso de terminación. Su contenido me ha impactado de tal manera que, sin su permiso, y como demostración de que no exagero al afirmar con gran placer y orgullo lo anteriormente dicho sobre él, me permito traerles un fragmento de uno de sus poemas, titulado “El claustro de los miedos”:
“Nada sale de mí, solo soy yo y el mundo. Nada más puedo dar que mis ojeras y mi silencio. Es como si el alba naciera callada y ningún ave mañanera quebrara el mutismo del tiempo. Así es, nada más simple. Es lo que soy o creo de mí, y este tal vez de mis bríos y guerras perdidas, estas fuerzas ocultas o desvalidas, este pálido enjambre de la iraÖ
¿Qué ha sido de la humanidad y todo ese orbe de grandeza?
¿En qué meridiano maldito hundieron mis naves? ¿Qué pusilánime empeño abrió las rejas de mis demonios? ¿Cómo se eclipsó este jueves baldíoÖ?”
Tras haber leído esa muestra, ¿cree que exagero?. ¡No! Pimentel esperó casi 60 años por otro poeta, y ha surgido con bríos insospechados. Debemos comprometernos para publicar ese libro, cuyo contenido es una reveladora delicia.

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