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martes, marzo 29, 2016

Los efectos del debate

EL QUE EVITA... Cada partido o candidato juega su baza, y de cómo lo haga dependerá el resultado. El PLD y Danilo Medina llevan adelante su campaña, y como conocen la faena, hasta ahora todo les sale a pedir de boca. Los oponentes se afanan en atraerlo a un territorio que les sería hostil, pero no logran su cometido. Medina y su partido van de la mano y como si no fuera con ellos. Lo último o lo que faltaba era el debate, y los promotores y los interesados se quedarán con las ganas, ya que ni acudirá el Presidente, pero tampoco los candidatos subalternos: senadores y alcaldes, como acaba de anunciar ANJE. ¿Perderán Medina y el PLD votos por no acceder a esa invitación? Nadie cree, y la razón es muy simple y al alcance de todos. Nada los obliga, el debate no forma parte de la cultura política dominicana y solo se resentirán los apostadores de cantina.
Los peledeístas tienen su discurso, y no les interesa contrastarlo, pues los riesgos son mayores que las ventajas. El argumento no es muy consistente, pero dicen los hombres buenos que habitan en los barrios que “el que evita no es cobarde”
COMO EL LLANERO.- Si el candidato Danilo Medina no tropieza, no cae, y si no va a tierra, no se lastima. Llegar al día de las elecciones sin equivocación es la meta, y la mejor manera es huir del acoso, salirse de los encierros y evitar las emboscadas. Hacer lo que hasta ahora hace mejor: lucírsela solo. La oposición no cree que se la esté comiendo, y entonces que se aproveche, que tome para sí toda la mesa y disponga de todo plato. La campaña del PLD es una, y si en abril se integra Leonel Fernández, no quedará expectativa pendiente. Basta  oír o leer a los leonelistas más irreductibles para darse cuenta de que ya están bebiendo agua del mismo pozo, y si era locura, ahora todos son locos, y si cordura, todos cuerdos. Aunque sea cosa de campaña o por el momento. Se pensaba queÖ, olvida eso. Se  creyóÖ, esa tampoco. No hay que ser humano todo el tiempo, y en política conviene a veces hacer como las bestias y lamerse las heridas, como la mejor de las curas. Los peledeístas en el poder son admirables, aunque así no lo vean sus oponentes. Se ladran, se muestran los colmillos, pero no se muerden...
SIN ALTERNATIVA.- Para pelear se necesitan dos, y si Medina no quiere pelear, o considera que no tiene que pelear ¿qué hará Luis Abinader para constituirse en polo y ser la alternativa viable? El debate de ANJE o el almuerzo de AIRD eran oportunidades, y fueron dejadas sin efecto las dos. La propaganda en los medios era otra ocasión para que por lo menos compitieran en creatividad sus estrategas o equipos de campaña, y también de ese escenario se salió el candidato oficial. Sin réplica ni contrarréplica no se avanza. Incluso sería lo más parecido a un juego de exhibición con sus propios peloteros. Nadie gana, y a lo sumo un fogueo de campo de entrenamiento. En eso de no pelear la campaña del gobierno se lleva las palmas, pues ni con la Junta Central Electoral. Esta no aprueba reglamento, y el gobierno se lo aplica, dejando con la pelota en el guante al jugador de cuadro. Ahora, eso sí, cuando toma las calles, de cerca y de lejos se ven las calles tomadas. Mucho más con esa modalidad de caravanas y caminatas, con las cuales se integra a los noveleros de las casas y las aceras...
EL PLAN B.- ¿Cómo, pues, cambiar la correlación de fuerzas si no hay acciones que se correspondan y confronten? La verdad debe decirse. La oposición no pensó que el gobierno podía recogerse y dejar a la libre disposición espacios importantes. Aunque el presidente que calificaban de mudo, respondió cuando lo creyó prudente, y fue para decir que lo suyo no era hablar, sino hacer. Hacer las pequeñas cosas que le dieron resultado a lo largo del período y que ahora, en campaña, pueden conseguirle un nuevo mandato. La situación no luce de la mejor manera, y si empantanar la campaña favorece  al gobierno, al que le conviene que nada se mueva, que nada se caiga y que todo permanezca sin alteración, no puede decirse lo mismo de la oposición, o de su principal candidato, que si quiere subir al cielo va a tener que buscarse una escalera grande y otra chiquita, y grande ya no queda en la ferretería. El plan B siempre es perverso, pero en ocasiones efectivo. El gobierno se maneja ahora con el plan B ¿Acaso tiene la oposición, al igual que el gobierno, un plan B?...
Por Orlando Gil ;-

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