Ante la enorme ventaja del Presidente Danilo Medina, el único camino
que le queda a esta oposición díscola, dispersa y sin discurso es la
posibilidad de extender su denuncismo insustancioso y pueril hasta las
elecciones del 15 de mayo para intentar ilegitimar sus resultados.
Tiene tiempo armando un expediente y para eso se vale de cualquier
denuncia hueca y observaciones inconsistentes y sesgadas. Argumenta que
existe desproporción en la propaganda, que el acceso a los medios es
inequitativo, y repite la cantinela de siempre: la acusación, sin
pruebas, “del uso y abuso de fondos públicos”...
Como ha despertado de un sueño con pesadilla, la oposición va rumbo a
otra derrota de parte del Partido de la Liberación Dominicana y fuerzas
aliadas. El castillo de naipes que construyó comenzó a derrumbarse
desde que Danilo anunció que exploraría la posibilidad de reelegirse
después de navegar tres años sin oposición, mientras ella, la oposición,
dirigía sus cañones a Leonel Fernández, a quien habían elegido como
adversario y a quien intentó “hacer añicos” incluso desde antes del
cambio de mando en agosto del 2012.
Pero al mismo tiempo en que el PLD superaba el difícil trance interno
que supuso la modificación constitucional, los estrategas de la
oposición veían colapsar el nonato proyecto de “La Convergencia” y a la
principal opción opositora lanzarse en brazos de los reformistas --la
fuerza mas desacreditada del sistema--, cerrando definitivamente
cualquier posibilidad de un acuerdo entre las opciones alternativas en
cualesquiera de los niveles de elección.
Y entonces, en lugar de construir un discurso, presentar una
propuesta o aferrarse a una idea, la oposición desaprovecho los meses
apostando a un escándalo de corrupción que nunca llegóÖ Un denuncismo al
que continúa aferrada a pesar de que raya en el ridículo.
En el lenguaje de los cazadores, a eso se le llama “vender la piel
antes de cazar el oso”, y así pasó la oposición meses especulando con
una supuesta caída del Presidente Medina y un ascenso vertiginoso de
Luis Abinader, sólo para encontrarse con la tozuda realidad desde el
mismo momento en que, a principio de año, se dio a conocer la primera
encuesta con un mínimo de credibilidad y se confirmó que la reelección
continúa bordeando el 60 por ciento mientras Abinader no llega ni a
empujones al treinta y cinco.
Por supuesto, ante la evidencia de una derrota aplastante en una
única vuelta, a esta insípida oposición sólo le queda dedicarse a
desmeritar y cuestionar la legitimidad del previsible triunfo de Danilo
Medina y de la mayoría de los candidatos oficialistas.
En procura de ese propósito moviliza sus medios afines tanto en el
país como en el extranjero. Los análisis y artículos periodísticos de
sus principales enclaves en la prensa dan por hecho el triunfo del
“PLD-Estado”, pero con toda la mala fe del mundo lo atribuye a “la
desproporción de recursos y de medios”.
Es la misma línea de sus apéndices de la sociedad civil que incluso
encontraron una formula “mágica” para calcular con precisión milimétrica
las cifras del gasto del gobierno en promoción y propaganda.
Sus lobistas preparan la ofensiva con recortes periodísticos sobre
“informes de observación electoral” en espera de que algún amigo miembro
de un “Think Tank” les dedique un articulo, un reportaje o una
declaración cuestionando la legitimidad de las elecciones dominicanas...
... El problema es que nunca cuentan con la astucia de Danilo, quien
en cada ocasión en que la oposición salta con una de sus denuncias,
adopta medidas para desarmar sus argumentos.
Les “tumbó el expediente” cuando dispuso la suspensión de
nombramientos, la creación de puestos y los aumentos de sueldos hasta
que concluya el periodo electoral; prohibió el uso de vehículos
oficiales en manifestaciones políticas y ordenó la incautación de los
que sean sorprendidos en actividades proselitistas... Y ahora con la
suspensión de la publicidad gubernamental.
El Presidente lo ha dicho en diversas ocasiones: no necesita usar recursos públicos para ganar las elecciones.
Su trabajo de cuatro años le ha supuesto niveles de aprobación que
superan el 70 por ciento y su intención de votos prácticamente dobla a
su principal perseguidor... Una diferencia simplemente imposible de
salvar en apenas cincuenta días.
Y si de recursos se trata, las recaudaciones abundan como nunca en
una campaña reeleccionista, la mayor parte proveniente de un sector
empresarial que apuesta a la continuidad de una gestión de logros
ostensibles y que ha resultado beneficiosa para la paz social y la
economía dominicana.
Con la restricciones autoimpuestas, Danilo esta haciendo en su
reelección lo que nunca se había hecho: matándole el gallo en la funda a
la oposición...
¡... A veces, incluso, antes de salir de la traba!
Por Oscar Medina ;-
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