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miércoles, marzo 16, 2016

Acevedo, Gallup, encuestas

Creo en la seriedad y honorabilidad de Rafael Acevedo, lo he dicho siempre. Como igual creo en el prestigio de Gallup y en sus encuestas sin que ello le confiera carácter de infalibilidad porque las mediciones de simpatías electorales son siempre susceptibles de contaminarse en el camino a su publicación.
Pero más que en Acevedo y en Gallup, creo en la prudencia, en la inteligencia y en la sensatez de José Luis Corripio, Pepín, suficientes para no incurrir en el error de prestarse a que sus medios de comunicación sean utilizados para situar candidaturas o partidos.
Por tanto, requiere explicación técnica la falla que registra la Gallup en los resultados de sus dos últimas encuestas para el periódico Hoy… Porque no es posible que en 44 días las simpatías electorales entre Danilo y Abinader hayan variado en más de 15 puntos porcentuales cuando se suma la diferencia hacia arriba y hacia abajo.
En la encuesta del lunes primero de febrero la distancia entre los dos candidatos punteros era de 16.1 puntos porcentuales --51. 8 Danilo y 35.7 Abinader--. En la de este lunes 14 esa diferencia remonta a 29.7. O sea, Danilo 60.3 y Abinader 30.6… Estadísticamente eso no tiene explicación ni siquiera para un profano en la materia como es mi caso… Porque nada tan importante ha ocurrido en ese lapso capaz de modificar de forma tan dramática las simpatías electorales.
El error estuvo en la primera de las dos encuestas, pero ahora ambas están en cuestionamiento... Y Acevedo también.
Pero… aún peor
Cuando el PLD salió a desmentir la encuesta de febrero, dije que era un error del gobierno y de Danilo haber hecho tal cosa “porque las encuestas son sólo eso: encuestas”, y vaticiné que en su próxima entrega se corregiría lo que evidentemente era una falla.
No tardó mucho para que ocurriera. Anteayer comentaba en televisión que al parecer se había apresurado la publicación de esta última encuesta como forma de enmendar aquel error.
Me equivoqué porque la verdad es otra: Pepín había contratado tres encuestas para publicarlas entre enero y abril. Al atrasarse la de enero, hubo que adelantar la de marzo para evitar que se juntaran las dos últimas porque había que pagarlas se publicaran o no.
Ahora parece que Gallup cedió a la presión del gobierno, y eso no es verdad. Pero alguien tiene que pagar el precio de aquel error.
El problema es otro
La diferencia entre Danilo y Abinader siempre se ha mantenido bordeando los 30 puntos porcentuales, incluso en los peores momentos de Danilo.
Porque en esos momentos --que llegaron tras el suicidio de un arquitecto en la sede de la OISOE--, Abinader estaba muy chiquito y su simpatía apenas rebasaba el 20 por ciento.
Danilo detuvo su caída en las navidades pasadas, y en enero cuando Gallup salió a campo en busca de la información para su encuesta de febrero, ya Danilo había repuntado, tal como lo consigna la propia Gallup en una medición que hizo con su segundo nombre para un “grupo empresarial”.
Nunca la reelección estuvo amenazada por Abinader que en sus mejores momentos apenas ha rebasado el 30 por ciento y ha comenzado a descender de forma tan peligrosa que hasta pone en riesgo una participación digna.
A eso se debe la rechifla y los improperios contra Gallup y Acevedo.
Por César Medina ;-
lobarnechea1@Hotmail.com

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