La propuesta de acuerdo del PRM al PRSC no fue otra
cosa que la ‘oficialización’ de unas negociaciones que Luis Abinader y
Quique Antún llevaban solapadamente desde hace tiempo.
Según revelara en su programa de radio el periodista Julio Martínez Pozo a principios de semana, el presidente Danilo Medina le habría comentado hacía varios días que los reformistas “tienen un acuerdo hecho ya” con el PRM. Lo mismo, dijo le habría comentado Reinaldo Pared, secretario general del PLD y quien encabezaba la comisión que negociaba un pacto político-electoral con el PRSC.
O sea, que aunque el PLD sabía que lo estaban engañando siguió adelante con los esfuerzos por lograr un acuerdo con los reformistas, con quienes fue franco y directo: les ofreció igualar en candidaturas las posiciones electivas que tiene ese partido al momento. El acuerdo político tendría otros matices y sería ejecutado después de las elecciones, o sea en el nuevo cuatrienio de gobierno.
Las conversaciones de los reformistas con el PLD eran, entonces, un ‘bulto’ y nunca tuvieron la intención de cuajar en un acuerdo público y transparente, como lograran los peledeístas con el PRD.
Los reformistas apuestan a que cediendo la casilla 3 a Luis Abinader en la boleta electoral, los ‘inconformes’ con el Gobierno votarán contra el PLD a través del PRSC y que ellos recibirán un caudal de votos que les permitirá seguir siendo un partido ‘de los grandes’. Los perremeístas cifran su ‘ganancia’ en que estarán al lado del PLD (casilla 2) y del PRD (casilla 1) y que dispondrán de algunos $$millones de los que recibirá el reformismo de la JCE para el proceso electoral.
Mi conclusión: los reformistas no jugaron limpio con el PLD, que confió en las conversaciones para un acuerdo serio, equitativo y realista, porque les ofrecieron lo que tenían posibilidades de ganar, no ilusiones, espejismos ni buenos deseos.
Cuando a principios de año arranque la poderosa maquinaria electoral del PLD, los reformistas que hoy se burlaron del PLD y del poder sufrirán el peso de su errorÖ error que pagarán las bases y la dirigencia media, porque la cúpula se nutre de ‘otras fuentes’.
Hoy faltan cuatro meses y 29 días para las votaciones, tras lo cual no habrá más tiempo para soñar sino para unos gozar el triunfo, otros para lamentarse por los errores y algunos para llorar por su torpeza.
Según revelara en su programa de radio el periodista Julio Martínez Pozo a principios de semana, el presidente Danilo Medina le habría comentado hacía varios días que los reformistas “tienen un acuerdo hecho ya” con el PRM. Lo mismo, dijo le habría comentado Reinaldo Pared, secretario general del PLD y quien encabezaba la comisión que negociaba un pacto político-electoral con el PRSC.
O sea, que aunque el PLD sabía que lo estaban engañando siguió adelante con los esfuerzos por lograr un acuerdo con los reformistas, con quienes fue franco y directo: les ofreció igualar en candidaturas las posiciones electivas que tiene ese partido al momento. El acuerdo político tendría otros matices y sería ejecutado después de las elecciones, o sea en el nuevo cuatrienio de gobierno.
Las conversaciones de los reformistas con el PLD eran, entonces, un ‘bulto’ y nunca tuvieron la intención de cuajar en un acuerdo público y transparente, como lograran los peledeístas con el PRD.
Los reformistas apuestan a que cediendo la casilla 3 a Luis Abinader en la boleta electoral, los ‘inconformes’ con el Gobierno votarán contra el PLD a través del PRSC y que ellos recibirán un caudal de votos que les permitirá seguir siendo un partido ‘de los grandes’. Los perremeístas cifran su ‘ganancia’ en que estarán al lado del PLD (casilla 2) y del PRD (casilla 1) y que dispondrán de algunos $$millones de los que recibirá el reformismo de la JCE para el proceso electoral.
Mi conclusión: los reformistas no jugaron limpio con el PLD, que confió en las conversaciones para un acuerdo serio, equitativo y realista, porque les ofrecieron lo que tenían posibilidades de ganar, no ilusiones, espejismos ni buenos deseos.
Cuando a principios de año arranque la poderosa maquinaria electoral del PLD, los reformistas que hoy se burlaron del PLD y del poder sufrirán el peso de su errorÖ error que pagarán las bases y la dirigencia media, porque la cúpula se nutre de ‘otras fuentes’.
Hoy faltan cuatro meses y 29 días para las votaciones, tras lo cual no habrá más tiempo para soñar sino para unos gozar el triunfo, otros para lamentarse por los errores y algunos para llorar por su torpeza.
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