James “Wally” Brewster y su esposo(a) Bob Satawake |
Por Carlos Peña ;-
carlospena[@]gmail.com
El embajador de los Estados Unidos en República Dominicana, James
“Wally” Brewster, se ha excedido en las atribuciones que para su cargo
contempla la convención de Viena y que rige las relaciones diplomáticas
de los Estados partes de la misma, entre los que se encuentran RD y
EE.UU.
De manera específica en su artículo 41, el referido tratado internacional reza textualmente de la siguiente manera:
1. Sin perjuicio de sus privilegios e inmunidades, todas las personas
que gocen de esos privilegios e inmunidades deberán respetar las leyes y
reglamentos del Estado receptor. También están obligados a no
inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado.
2. Todos los asuntos oficiales de que la misión esté encargada por el
Estado acreditante han de ser tratados con el Ministerio de Relaciones
Exteriores del Estado receptor por conducto de él, o con el Ministerio
que se haya convenido.
3. Los locales de la misión no deben ser utilizados de manera
incompatible con las funciones de la misión tal como están enunciadas en
la presente Convención, en otras normas del derecho internacional
general o en los acuerdos particulares que estén en vigor entre el
Estado acreditante y el Estado receptor.
Pudiéramos colegir que el embajador Brewster no ha leído la
Convención de Viena o conociéndola, la ha estado violando con el
propósito de promover y hasta imponer una agenda que no coincide con la
agenda nacional.
Estas faltas no deben ser toleradas apelando a la excusa de que no se
trata de un diplomático de carrera, sino de un recaudador de las
campañas políticas del presidente Obama.
Sin detenernos en el grado de veracidad de las declaraciones de
“Wally”, con algunas de las cuales hasta se pudiera coincidir, aquí se
trata de un tema de principio: la no injerencia en los asuntos internos
del país.
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