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lunes, septiembre 28, 2015

¿Qué habrá después del PLD?

Por Alfredo Freites ;-
Independientemente de los resultados de las próximas elecciones, que son previsibles por demás, el mundo político tendrá que tratar de ver al final de la curva.
Muchas cosas están ocurriendo hacia lo interno del sistema de partidos pero las candidaturas son como el gran árbol que impide ver el bosque. Hay un desnivel en la industria política donde se registra una fuerte inclinación hacia el PLD, que se ha convertido en polo de atracción de todos los acuerdos. La unipolaridad no es sana. El monopolio político engendra daños futuros. La democracia no atisba qué pasará después que el PLD agote el próximo mandato presidencial.
Danilo Medina asegura de nuevo (y otra  vez luce creíble), que no buscará otro período pero eso tampoco es garantía de nada. El PLD va acusando agotamiento en su oferta y requiere de un relanzamiento con una competencia externa inexistente.
El relevo como oferta política no se avizora, no obstante se hable de la emergente figura de Luis Abinader. El soporte orgánico del joven político tiene patas de garza. En su anaquel no presenta un trasfondo de atracción. Son los mismos añejos dirigentes del PRD. Nombres cargados de batallas pero sin utilería para nuevos combates. El PRD tampoco es en sí mismo opción de futuro porque ingresa al método de bisagra para mantenerse vigente. Salvo error u omisión, del partido blanco puede decirse que estará en el mercado electoral como una marca histórica sin consumidores. En la presente coyuntura  El PLD lo asimila como aliado o compañero de ruta de uso táctico con fines concretos.
A los fines del PLD, esta alianza es un paraguas en tiempos nublados; se aplica en el solsticio de verano pero no como medida ante el impacto del cambio climático en la política vernácula.
La política se expresa en la interrelación social y en la actualidad dominicana se subraya altos niveles de violencia quizá como expresión del desequilibrio socioeconómico; alta tasa de corrupción con la presencia de jueces, fiscales y policías, además de la falta de oportunidades para los que ingresan al mercado laboral. 
Estos factores lejos de disminuir tienden a crecer, creando el caldo de cultivo de asonadas y ofertas aventureras. Nuestras estructuras carecen  de raíces porque todo tiene un precio. Los actores principales del drama nacional no se  percatan  que nadie colocó señales del peligro en la próxima curva.
El sistema de partidos se angosta  y con ellos la democracia.

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