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miércoles, junio 10, 2015

Olor a estiércol

Las denuncias de compra de votos -se hayan ejecutado o no- para pasar la reforma a la Constitución en favor de la reelección, son una nueva mancha que quedará estampada en el Congreso Nacional.
Porque aunque al final el acuerdo PLD-PRD-PRSC fue lo que dio paso a la reforma para la reelección, poca gente tiene dudas de la veracidad de las versiones -aunque fueran inciertas- de que hubo ofertas millonarias de compras de votos de legisladores peledeístas, perredeístas y perreemeístas.
Las versiones corrieron como reguero de pólvora. Se habló de ofertas entre RD$5 y RD$20 millones de pesos, una yipeta nueva y hasta de garantías de reelección en la candidatura para las elecciones del 2016. El primer tramo, se dijo, fueron ofertas a los propios legisladores peledeístas -16 senadores y 56 diputados leonelistas y por tanto antirreeleccionistas- siguiendo hacia los perredeístas, con una matrícula de 42 diputados.
Los perremeístas denuncian ahora los intentos de compra de votos y amenazan llevar el caso ante la Justicia (¿?) Con los reformistas no hubo mayores trances, pues se declararon  reeleccionistas desde el principio del escarceo.
La reforma pasó y la repostulación es un hecho y ninguna denuncia lo variará.
El escenario político -aunque no se han anunciado oficialmente los detalles del acuerdo PLD-PRD-PRSC- presenta una lucha entre dos grandes bloques: uno del gobierno con sectores de la oposición, que por lo ocurrido en el Congreso demuestra que no se pararán ante nada ni nadie en pos de lograr su objetivo, retener el poder -los peledeístas- y llegar a posiciones de poder -perredeístas y reformistas-; el otro bloque inicia una lucha por superar los egos de los líderes que pretenden una llamada ‘convergencia’, tendente a conformar boletas que logren calar en el sentimiento y apoyo de la gente.
Estas serán otras luchas electorales a la dominicana, matizadas, eso sí, con el ingrediente odioso que queda en los registros históricos y en las curules del Congreso Nacional, donde hiede el estiércol que dejara Hipólito en el 2002, en aquel triste episodio que muchos tenían la esperanza no se repetiría y para lo cual rememoraban la frase que repetía con tanto orgullo Euclides Gutiérrez Félix: “El país está dividido en dos, corruptos y peledeístas”.
Por Ruddy L. Gonzáles ;-

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