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jueves, junio 11, 2015

Escenarios de la reelección

ÁRBOL, BOSQUE, CURVA.- Sin dudas que en política se hace difícil, aunque no imposible, ver el árbol y el bosque al mismo tiempo, y conjuntamente, lo que está más allá de la curva. José Francisco Peña Gómez habló mucho de la curva, pero nunca aprendió a dar el giro y tampoco llegó a dónde se suponía que iba. Ahora mismo se confunden los tramos, y la reelección no se tiene como reelección, sino que se la envuelve en el proceso de aprobación, y se la mezcla en un acuerdo en potencia entre el PLD y el PRD. La verdad, sin embargo, es que una cosa es el árbol, otra el bosque, y ya no se diga de la curva. Por ejemplo, la reelección nació sola, o, si se acepta la mitología, nunca muere. Una vez se le consideró la Hidra de Lerma, con siete cabezas que volvían a su estado originario cuando se cortaba una, hasta que la fuerza y habilidad de Hércules resolvió el problema.
Ya no existe hidra de siete cabezas, ni Hércules anda haciendo trabajos por el mundo, pero la reelección sigue como el escocés de lo más campante, y con borrachera en cada ocasión...
ALIANZA PERVERSA.- La reelección fue lo primero, y con el consentimiento de muchos que actuaban desde adentro y desde afuera, en una alianza táctica, pero sobre todo perversa. La naturaleza, ni nueva ni diferente: Un equipo de gobierno que le tomó cariño al poder y no quiere abandonarlo. ¿Por qué si la reelección era un fenómeno interno, cosa de PLD y  peledeístas, se involucró tanta gente ajena o distante del oficialismo? La mala costumbre de algunos sectores de hacer apuestas equivocadas. Se pensó que la reelección era buena como cuña, pues se dice que no hay peor cuña que la del mismo palo. Un Leonel Fernández desesperado y un Danilo Medina ansioso tenían que chocar, y ese choque no solo descarrilaría vagones, sino que tumbaría los rieles y el tren se iría al abismo. Pero era que no contaban con la astucia de los peledeístas, que saben lamerse las heridas y dejar que las cure el viento. La mujer molesta, el marido infiel, pero ella no se fue de la casa, y el matrimonio sigue mal avenido, pero guardando las apariencias ante extraños...
SE SABÍA QUE NO.- La reelección se sabía que no se podía desde el principio, pero no fue óbice para que asomara la  cabeza y fuera tomando confianza,  u originando situaciones. O que las encuestas mostrasen una capacidad desconocida hasta entonces. La de fomentar escenarios que hacían imposible la competencia. Ninguno de los demás aspirantes peledeístas pudo constituirse en opción, ser alternativa ante un Leonel Fernández o un Danilo Medina. Dadas las condiciones, y en un callejón con una sola salida: Medina, era insensato dar marcha atrás. Era un proyecto con sentimiento propio, pero aupado desde fuera, y con una consigna en exceso populista, e igualmente perturbadora: “El pueblo es el que manda”. La Constitución era un freno, pero no un obstáculo, en un país en que las instituciones se prosternan o sus titulares caminan de rodillas. Ahora se asiste al acostumbrado espectáculo de rasgarse vestiduras, y no se sabe qué es más determinante si la hipocresía o la simulación...
EL MUCHO EFECTIVO.- Nadie puede decir ahora que no sabía lo que venía, y el espanto es libre, y también el asombro, y hasta el asco. Se sabía, por ejemplo, que los votos de los peledeístas no eran suficientes para convocar la Asamblea Revisora y menos para aprobar la reelección. Y se dijo más, que sin el concurso de los senadores y diputados seguidores de Leonel Fernández sería más difícil reformar la Constitución. Pero entonces como ahora no se pensó que fuera imposible. Se supuso que los votos aparecerían, aunque hubiera que sacarlos del fango. Y el fango no era peledeísta, sino de oposición. El arreglo interno se logró por “consenso”, y con el PRD y el PRSC se habla de una alianza electoral beneficiosa para todos. Se reelige el presidente Danilo Medina, pero igual los legisladores en su conjunto. ¿A qué vendría el pago de los 15 millones de pesos? Los políticos tienen sus maneras, e ingenuos no son, pero con aliados tan interesados no se llegaría muy lejos. Si van a dar en especie ¿por qué -también- tanto efectivo?...
Por Orlando Gil ;-

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