LAS HISTORIAS.- No tengo la menor duda
de que Leonel Fernández y Danilo Medina no saben de las historias que se
cuentan en su nombre. La falsedad está a la orden del día, y nadie
habla verdad ni va derecho, sino que los seguidores de uno y otro se
deciden por lo ambiguo. ¿Cómo decir que se reunieron si ni siquiera se
han dado citas? Se habla de condiciones o puntos de entendimiento, y
cuando se analiza el pliego, éste no sirve ni como borrador. Ni Medina
ni Fernández se rebajarían tanto, y la nobleza no obliga cuando la
vergüenza no está de por medio. Citan a Juan Bosch en que no habrá
acuerdo, pero sí solución. Aunque nunca sería la que aventuran
leonelistas y danilistas, pues a pesar que sería cosa de políticos,
hasta los políticos se ponen límites.
Existen los encantadores de
serpientes, pero hay que fijarse bien, pues en ocasiones estas se
levantan solas ante una flauta muda. Solo que el público es sordo. En
el antiguo parque Enriquillo, la iguana era inocente, pero no los
telépatas que entretenían a los curiosos mientras los carteristas
realizaban la faena del día...
CONSULTAS.- Los analistas
políticos las tienen difíciles en estos días, pues hasta los tahúres se
sienten desbordados por el juego, ya que en cada mano ponen sobre la
mesa cartas nuevas. ¿Cómo saber, entender, sacar la media, y concluir,
si todo es siniestro, artero e imposible? Cuentan que la reelección de
Danilo Medina tiene una unidad de inteligencia para acechar a los
disidentes. La lista que se comenta en estos días se origina en esa
leyenda urbana, pues sería impensable que se encargue esa tarea al DNI.
Pero igual se habla de unas reuniones que se dan en Romana, y donde se
diseñan unas campañas que utilizan medios diversos y cuyo propósito es
disolver la reelección sin hacer efervescencia. Ni champán ni
alka-seltzer. ¿Cuál versión creer? O ninguna, o las dos. Aunque ahora, y
es lo importante: la reelección de Medina perderá en las cámaras, y
hasta en las redes, pero ni en las encuestas, ni en la calle, y mucho
menos en los medios. Incluso, tampoco entre abogados, de quienes se dice
que no opinan, sino que dan consultas...
LOS TIEMPOS.-
Estas situaciones, sin duda, afectan al PLD, pero no tanto como para no
reponerse, pues tiene a su favor que los peledeístas están movilizados, o
con Fernández y su tercera reelección, o con Medina y su primera. Sigue
siendo una patana, solo que tiene problemas en las mellizas de atrás.
Con cambiarlas puede continuar el viaje y mantener sus éxitos. Solo
basta con que Fernández y los suyos se entreguen para que recupere su
antigua potencia y lleve la carga a su destino, y a tiempo. La
reelección tiene atrasos, pero todos se deben a ese peso muerto: La
resistencia interna. Desde el momento que se produzca el acuerdo, y
todos se pongan a una, el PLD volverá a ser fuerza decisiva. La
diferencia de ahora con el pasado no es de cantidad ni de calidad. Es de
intereses. Las crisis en el PLD eran normales, y se resolvían con
principios y con ideología. En la actual coyuntura la dificultad está en
que ni principios ni ideología. Los tiempos cambian, y para los
peledeístas de estos días más de la cuenta...
LAS VENTAJAS.-
Da risa escuchar cómo en uno u otro bando mencionan a Juan Bosch, y lo
colocan en el medio como ejemplo, como si esa burla aprovechara. La
verdad es que el líder ad vitam no hubiera aguantado uno de los rounds
de ahora, y al primer intercambio de golpes se hubiera tirado al suelo,
noqueándose por cuenta propia. A él, a papá, se le rieron en vida.
Cuando en el 1990 hablaba de luchar contra el gobierno de Joaquín
Balaguer y su fraude de entonces, por debajo, con sorna, entonaban un
“¡qué luche Jack Veneno!”. El cinismo no llegó con el Frente Patriótico,
sino con cambios de personas y de circunstancias y que Bosch, en su
infinito declive, no entendió. La vida, cruel y despiadada, lo colocó de
espalda a los acontecimientos. Nunca supo cómo el PLD alcanzó el poder.
Los peledeístas de ahora tienen que perder, y no recuerdan los tiempos
de inopia, y el actual impasse no puede resolverse de consenso, sino
como todo negocio justo: garantizando a cada cual sus ventajas...
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