Quizá la sorpresa ha sido que nadie esperaba
que dos dirigentes de la capacidad política de Danilo Medina y Leonel
Fernández pudieran llevar tan lejos sus diferencias en torno a la
modificación de la Constitución para reelegir a Danilo.
Tal vez no
estaba en los planes del Presidente tener que plegarse al deseo del
pueblo de mantenerlo en el cargo más allá de agosto del 2016, y para su
compañero y amigo, tres veces Presidente de la República, desbaratar lo
ya conformado en torno a su figura, tras la búsqueda del regreso le
resulte sino engorroso si políticamente delicado y hasta un poco
suicida.
Pero la realidad debe superar lo que uno quiere, y la realidad
es que detrás de Danilo Medina hay un país que clama por su estadía por
otro cuatrienio en el Palacio Nacional. Y así las cosas, entre el
reclamo de una parte del país por el regreso de Leonel y que se quede
Medina; lo que es claro es que ellos dos mantienen el poder, que es su
misión de dirigente, pero que ahora toca a Leonel abrir los brazos al
amigo y compañero y prepararse para un retorno de ocho años casi seguro
conociendo por este período el resultado positivo de otro de Danilo.
Es
hora pues de que Danilo y Leonel, lo hemos dicho mucho, más
inteligentes que todo esto, se reúnan y lleguen a acuerdos que le eviten
al país la posibilidad de otro desgobierno en donde lo que parece joven
camina del brazo de lo viejo, dentro de ese pasado de lo más funesto y
negativo.
El país se merece y reclama la permanencia de Danilo,
mientras el retorno de Leonel es garantía de seguir trillando el camino
del progreso.
Por Germán Martínez ;-
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