La muerte en ruleta rusa se tipifica en ciencia
forense como “un juego que salió mal”, y deja siempre un tatuaje de
pólvora notorio en la zona de la cabeza que recibe el disparo. Sería
perceptible la noche del 15 de mayo del dieciséis en la epidermis
nacional si Leonel insiste en ser candidato. Porque no importa que la
oposición luzca desunida, el problema es que el voto antileonelista
inclinará la balanza pesarosamente a favor de cualquier opción que
reivindique “el no retorno a la corrupción”, un falso grito de guerra
que estigmatiza a Leonel y a su gobierno desde hace más de dos años.
Lo
repito: la imagen de Leonel ha sufrido graves abolladuras en choque a
traición que no podrá cubrir el ferré ni una mano de pintura. El daño
aún no termina, es de gran calado y no se limita a los intereses
políticos nacionales.Otras fuerzas invisibles actúan en la misma
dirección y alientan una campaña aviesa, perversa, sin precedentes.
Leonel
piensa que puede vencer la fiereza de esa resistencia a su retorno, que
basta una popularidad mellada, menguada, contrapuesta en este momento a
la imagen fresca de Danilo Medina, que de medirse a nivel partidario
arrollaría en proporción abrumadora.
Ese sería, de entrada, un
escenario vergonzoso para Leonel Fernández, justo el que le desean sus
peores enemigos políticos. Y los medios de comunicación apandillados en
su contra, por envidia y frustración.
El camino expedito
La salida perfecta para Leonel sería la reelección de Danilo, que pasaría sin ningún contratiempo si los dos se ponen de acuerdo para sumar en el Congreso los votos que hacen falta para modificar la Constitución y convocar el referéndum aprobatorio.
La salida perfecta para Leonel sería la reelección de Danilo, que pasaría sin ningún contratiempo si los dos se ponen de acuerdo para sumar en el Congreso los votos que hacen falta para modificar la Constitución y convocar el referéndum aprobatorio.
El Presidente en ejercicio no
ha movido un dedo-- por lo menos públicamente--, para hacer eso posible.
Pero es obvio que el murmullo agrada a sus oídos.
La gente común
de la calle se siente encandilada con él, con Danilo, valora su
cercanía, su mansedumbre, su humildad y su desprendimiento por
cuestiones materiales: no tiene vistosas bibliotecas, ni residencias, ni
fundaciones, ni vacaciona en Romana.
En semana Santa prefiere el simple retiro familiar. Y esos detalles agradan a los más humildes.
Podrá
considerarse una popularidad transitoria, de ocasión. Pero está ahí,
presente en esta coyuntura política en que se ha ido de vacaciones el
liderazgo emperchado y el hastío partidario ha encontrado lugar
espacioso en la sociedad dominicana.
¡Claro que podría volver!
La imagen de Leonel necesita tiempo para reciclarse; es evidente que cuatro años resultan insuficientes para reparar el daño que se inició tan pronto salió del poder en agosto de 2012 y que se ejecutó con la mayor vesania.
La imagen de Leonel necesita tiempo para reciclarse; es evidente que cuatro años resultan insuficientes para reparar el daño que se inició tan pronto salió del poder en agosto de 2012 y que se ejecutó con la mayor vesania.
Lo que jamás proyectaron sus enemigos fue que el
fanatismo contra Leonel engrosaría la popularidad de Danilo y de refilón
haría crecer al PLD en la aceptación pública. Eso estaba fuera de sus
planes.
La idea era que Leonel se llevara en sus garras la
popularidad del PLD, sin contar con Danilo. Pero dejaron expedito el
camino para su regreso, el de Leonel, en 2020, entonces por 20 años.
¡Para que sufran!
No hay comentarios:
Publicar un comentario