Es quizá la única vez que los legisladores han estado unidos en el
desacuerdo. Los representantes del pueblo entienden que los negocios
políticos han marchado bien con el modelo en uso y no es necesaria la
presencia de una legislación que altere el modus operandi.
En
torno a la ley de partidos se montó un teatro donde todos compitieron
por el premio de la mejor actuación. Cada partido hizo su
representación y el cuento escenificado fue convincente.
Hubo un
aliado que sería acusado de culpable de frustrar la aprobación en
segunda lectura del texto en debate. El PRM y su líder fueron
crucificados de mentirillas. El PRD hizo una entrada y salida de escena
como el bueno de la obra y el PLD fue el personaje que convida y luego
vuelca la mesa.
En el coro hubo actores secundarios que son
conocidos por sus siglas; y menor importancia legislativa que fueron
parte del elenco.
Los voceros de la sociedad civil también
actuaron y hasta protestaron por lo aprobado en primera lectura. Ocultos
por el ciclorama los actores se reían hasta doblarse de ganas. Estas
sesiones legislativas fueron lo más parecido a la lucha libre
norteamericana, que son mejor montadas que las pantomimas de Jack Veneno
y Relámpago Hernández.
La comentada, traída y llevada ley de
partidos es una ambición, un sueño que nadie sabe cuándo dormirá en una
cama de oportunidad. Los dirigentes políticos saben que estos atados no
les convienen.
Yo antes había escrito que la sociedad civil
quiere meter en cintura a los políticos pero que ellos son los que
tienen la correa. Nada que buscar por ahí. Ante una petición es difícil
que los políticos digan: no. Esa afirmación negativa es inexistente en
su vocabulario. Si la presión es fuerte pero es una soga al cuello
“merenguean” la salida con múltiples artimañas.
La intención
legislativa volverá al Congreso. Los partidos de “oposición”
reintroducirán el muñeco pero son minoría. El texto será una pelota
lanzada de un lado a otro hasta que ya el proceso electoral lo
convierta en inconveniente.
Esta actuación de los legisladores no
es antojadiza. Es parte del juego político. Cuando hay un proyecto que
altera las operaciones de sectores de poder también ocurre lo mismo.
Otros textos han dormido el sueño de los justos.
La ley para los partidos seguirá roncando.
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