LOS APUROS.- El Comité Político sigue
siendo el Comité Político, gústele o no a los propios peledeístas, o a
quienes desde fuera quieren forzar situaciones. Se pensaba que tenía la
llave, pero ahora, al parecer, también el candado; y no importa que
toquen la puerta, ni la empujen, pues sabe que no la pueden tumbar. La
convocatoria será en febrero, se dijo, y después se reiteró, pero hay
gente tan apurada que no aguanta los pocos días que faltan para el 27.
Los funcionarios del Palacio Nacional, por ejemplo. José Ramón Peralta
declaró el pasado martes que la reelección es un asunto del Comité
Político, y ya antes había dicho que había tiempo suficiente para que
fuera aprobada. Aunque en su boca reelección y tiempo tienen una
connotación diferente a la desesperación de quienes bandera en mano
labran otras oportunidades. Peralta no habla por el presidente Danilo
Medina, pero quienes aguzan los oídos oyen los susurros del anotador.
Las dudas en ocasiones tienen categoría histórica, y las dudas sobre
Medina se mantendrán, y no hay que extrañarse, pues a Tomás, el
discípulo de Jesús, la Iglesia lo registra como santo…
LOS PROPIOS.- Después
de Asisa y de Gallup, no se necesitaban más números para reconocer que a
nivel de población la reelección tiene mayoría. ¿Quién lo niega o
apuesta en contra? Nadie. El problema es de otra índole. Sin embargo,
Peralta no quiso quedarse fuera de la competencia de encuestas y aportó
los porcentajes de las mediciones oficiales. Sonó igual a Isabel Pantoja
cuando cantaba libre en los escenarios: “ Por si hay una pregunta en el
aire, por si hay alguna duda…”. Esto es, que si el vaso estaba medio
lleno, Peralta lo rebosó. ¿Cómo se explica que el gobierno consulte a la
calle sobre un tema tan sensible, si no está interesado en otro
período? Nadie sabe qué come la gente, pero obviamente que adivina. En
la Gallup, cerca del 60 % cree que el presidente Medina tiene interés en
repostularse. Es decir, que más del 50 % de los encuestados practica la
telepatía y leyeron el pensamiento del jefe del Estado. Y lo mejor que
no necesitaron de la iguana que acompañaba a estos augures en el parque
Enriquillo, de la avenida Duarte, en una bella época de ingenuidad y
malicia…
LA LENGUA.- La cuestión es que no hay una
reelección buena y una reelección mala, sino que la reelección siempre
será reelección. Fíjense si no, como los leonelistas empiezan a ver
fantasmas y asumir las intrigas de la calle. Humberto Salazar se perdió
en ese laberinto y perdió su empleo. La lengua es el castigo del cuerpo.
Nunca podrá explicar, y menos convencer, su reclamo al Administrativo
de la Presidencia sobre un rumor que no era de total dominio público y
que era impensable, a menos que se crea que la contradicción entre
leonelistas y danilistas sea una guerra chechena. No solo desconoció
quién era José Ramón Peralta, sino igualmente Danilo Medina. Una cosa es
que los chiquitos se saquen la lengua o muestren los colmillos, y otra
que desde la más alta instancia de poder se financie una campaña contra
Leonel Fernández. Hasta ahora las relaciones entre ambos –Fernández y
Medina– se caracterizan por la decencia. En más de una ocasión esta
columna dio cuenta de su cuchicheo en las reuniones del Comité
Político…
LA EXPRESIÓN.- Muchos recordaron ahora que
Humberto Salazar botó la pelota con las manos, la expresión de Joaquín
Balaguer para graficar la metida de patas de un dirigente de oposición
en una campaña electoral. Dijo que ese personaje, notable en la vida
política de entonces, se había cagado fuera del cajón. Una irreverencia a
la lengua de parte de un académico, pero lo justo para responder un
ataque. No había de otra en una lucha política ríspida, como era en ese
tiempo. A Salazar se le llamó desde el Palacio Nacional la tarde del
martes, y lo hizo el propio Administrativo de la Presidencia. Negó haber
dicho lo que se le atribuía online y prometió aclararlo en el “programa
de Fernando”, al que iría en la noche. Solo que ya el chisme había
llegado a oído del presidente Medina y se cortó por lo sano. No solo se
trataba de castigar el desbocamiento de Salazar, sino enviar un mensaje a
todos los desaforados con posiciones en el gobierno. No se va a
permitir guerrilla, ni a propios ni a extraños. Si el mandatario se
dedica a gobernar, los subordinados no pueden darse al chisme...
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