El ‘posicionamiento’ de Guillermo Moreno en la primera entrega de la
encuesta Gallup-Hoy se ha convertido esta semana en el hazmerreír de la
puja político-electoral del momento.
La semana pasada, el
deliberado ocultamiento del tema de la reelección de Danilo en el
informe ejecutivo de la muestra Asisa, y hasta el posicionamiento de
Margarita, fueron blanco de críticas contra esa encuesta. A ambas se les
suma la muestra del Centro Económico del Cibao, hace pocas semanas, que
pretendía catapultar a Luis Abinader por encima de Leonel Fernández y
muy lejano en la cima de Hipólito Mejía.
El liderazgo político,
que es el caso que nos atañe, se construye con el resultado de hechos y
trayectorias reconocidas, no por capricho de unos, o componendas de
otros que pretenden ‘colocar’ personajes, en una loca y desesperada
carrera que busca destruir y/o sacar de juego a reales líderes, nos
gusten o no.
Los casos de Chávez, Fujimori, Correa, por ejemplo, son
experiencias generadas por las crisis de partido ñque no es, aún por lo
menos, el caso dominicano- pero cuyos resultados al paso de los tiempos
deja muchos cuestionamientos y un camino empedrado para la democracia.
Yo
creo en las encuestas como un instrumento científico de trabajo. Pero
como analista de la política me provoca que dos muestras levantadas en
tiempos iguales, con un universo similar, en una misma sociedad,
pudieran ser tan disímiles.
Cuando la política se ejercita o
analiza con pasión personal, con ‘amores y desamores’, por el interés
individual y/o de grupo, ‘se pierde’ la perspectiva de la realidad y se
tiende a cometer errores garrafales, ingenuos y/o adrede, que tienen
costos inimaginables para el futuro de la sociedad en su conjunto.
¿Qué
creo? Que la meta del proyecto en desarrollo --diseñado y ejecutado por
un grupito de opinantes mediáticos, enquistados en los más populares
medios de difusión y apoyados económicamente por empresarios y
opositores que conspiran como pandilla--, es descalificar a Leonel, a
Danilo y al PLD.
Concluyo con una frase del refranero popular: “Por ser prostituta, no hay que enseñar el refajo”.
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