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sábado, enero 24, 2015

Un "No" para Haití o a la OEA si se pide ayuda para elecciones

Un "No" para Haití o a la OEA si se pide ayuda para elecciones
DECIR QUE NO.-  La Junta Central Electoral tiene que buscarse una excusa bonita y decir que no a Haití o a la OEA si le solicitaran ayuda para las elecciones a celebrarse en ese país. Ni personal, ni equipos y mucho menos el software. Conviene dar seguimiento a ese proceso, pero desde lejos y sin ninguna vinculación, de manera que si fracasa, sea un fracaso haitiano, y no dominicano. El organismo tiene fama y acreditación fuera, y es un referente en toda América Latina. En el pasado inmediato hubo consultas que fueron exitosas porque contaron la asistencia del órgano electoral dominicano.
Ecuador, por ejemplo. Sin embargo, con Haití sería diferente. Los políticos haitianos no saben lo que es consenso, y entre los usos más corrientes para hacerse simpáticos a las  masas, está  acusar a las autoridades dominicanas de interferencia, intromisión y manipulación. Incluso, cuando el vudú resulta insuficiente y los perdedores ponen pies en polvorosa, buscan amparo en este lado de la isla. Entonces, hay que coger cabeza y no chocar de nuevo con la misma piedra. Que los haitianos salgan de su tollo con sus propios medios, y los responsables dominicanos, a cuidar la frontera...
LE PONDREMOS...- El calificativo se hace difícil, pero tiene que haber uno que se ajuste a esa manía de los dominicanos de descalificar lo que afuera se acredita. La Junta Central Electoral, por ejemplo. Recibe reconocimientos de países e instituciones, y no solo por la organización de comicios nacionales, sino por la colaboración que presta a otros órganos del continente. Sin embargo, sin rubor ni pudor aparecen políticos dominicanos que la cuestionan de conjunto o en parte. El PRM no puede con su vida, y todavía no figura en el santoral, pero saca fuerzas para denunciar jueces en particular, o advertir la imposibilidad de celebrar elecciones con esos árbitros. El síndrome del fraude. Sus promotores, al parecer, estuvieron de  viaje y no se enteraron de que la entidad es primera en América, y que muchos de los vicios del pasado  fueron superados, o con  mejor personal o con tecnología más avanzada. Puede equivocarse el profano, pero no el experto, y la Junta de ahora, la de Roberto Rosario y Eddy Olivares, se promueve de curso cada vez que la someten a examen...
INSENSATEZ.-  Cuando hablan en ese tono y de esa manera el descreimiento no alcanza a la Junta Central Electoral, sino que afecta al opinante de ocasión, pues no se entiende el propósito. La  inconsistencia se siente a leguas. Por ejemplo ¿cómo puede descalificarse al órgano o a sus integrantes y al mismo tiempo acoger proyectos de Ley de partidos y Electoral que corresponden a sus iniciativas? Incoherencia a la vista. Esa pieza y otras que circulan como el menudo que no paga cuenta, coinciden en aumentar el poder de la JCE. La cuestión es simple: si mala ahora con poder relativo, más mala  cuando tenga poder absoluto. Y lo peor del caso es que los exabruptos no responden a hechos recientes, sino a situaciones del pasado y que ya no tienen remedio. Las altas cortes, son las altas cortes, y por el momento no hay posibilidad de cambio, a menos que se quiera originar una crisis política que de al traste con la actual institucionalidad. Hay insensatez, pero sobre todo ingenuidad. ¿Cómo puede pensarse que un partido en el poder va a entregar a sus oponentes los organismos claves?...
SIN SENTIDO.- Las arremetidas son tan ocasionales y poco sistemáticas que llevan a pensar que el opinante quería figurar en los medios y no tenía nada importante que decir e hizo coro de sí mismo. Y fracaso tras fracaso, pues no logran propósitos ni llenan cometidos. Provocar debate, por ejemplo. La Junta Central Electoral no es problema por el momento, ni se haya sobre el tapete la transparencia del proceso,  y antes que descalificar a sus miembros, debiera aprovecharse la  nueva ley electoral para crear condiciones y corregir lo que se entienda esté mal en la actual conformación. El criterio fue el mismo de siempre, y nunca podrá evitarse la fórmula de oro, de la que ñincluso-- se hizo un refrán: El que reparte y reparte se queda con la mayor parte. Los ataques de dirigentes del conglomerado PRM a la JCE, demuestran falta de sentido. Que en ese grupo nadie tiene una  estrategia clara de poder, pero tampoco tácticas adecuadas de supervivencia. El pleno pudo habérsela puesto en china, cuando sometieron el cambio de nombre de la Alianza Social Dominicana, y sin embargo, accedió a su solicitud....
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do

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