Convencido de que política es realidad, no pajaritos volando, avanzamos
bien temprano aquí que el doctor Leonel Fernández sería el candidato
del PLD y de nuevo Presidente en el 2016. El hombre, administrando su
perfil con frecuentes salidas al exterior y respeto al espacio
institucional que corresponde al presidente Danilo Medina, salió del
poder con un 70% de aprobación y -pese a la campaña de adversarios y
detractores que no le han dado tregua- en todo momento apostando a que
las circunstancias y “los vientos” le llevarán por cuarta vez al
Palacio.
Expectativas y aprestos en diversas direcciones no han faltado,
incluidos los atisbos de reelección (los autores están convocando gente
al Congreso el próximo 28 para pedirle a Danilo “que se
sacrifique”).Medina, coherente y ducho en política, ni va a faltarle al
país desdiciéndose ni va a ir contra lo imposible. Insisto en que, en un
acuerdo no escrito con Leonel que garantice la unidad y la conservación
del poder al PLD, dejará todavía por un tiempo la bola correr, pero
sólo para estar al final en las más amplias condiciones de negociar
espacios políticos a su favor a nivel de senadurías, diputaciones y
alcaldías. De ahí que, adelantándonos a los acontecimientos, avistamos
un acuerdo político de alto nivel Leonel-Danilo que implique, además de
la colocación de un (a) Vice de su sector, y ganar otros espacios que le
sirvan de plataforma para un retorno en el 2020, la presidencia del
partido morado en manos de Fernández para el actual jefe del Capitolio,
a partir del 16. Esa inversión de papeles, que sería la señal más
clara de la reiterada vocación de poder del PLD, sería correspondida con
una línea de respaldo a la gestión gubernamental de Medina, que
-sabemos- ya ha estado bajando el alto mando leonelista, consciente de
que la buena obra es el mejor pasaporte al triunfo. Y no es verdad, por
aquello de “presa en mano”, que a Leonel le convenga más que al propio
Danilo empujar a una reelección. El cabeza del PLD, que hacía el
trabajo sin soltar prenda, fue más claro el otro fin de semana, al
inaugurar una amplia oficina política en la Benito Monción 51, frente a
17 senadores, 48 diputados y más de 150 miembros del Comité Central, y
decir desde dicho laboratorio de poder, que “los vientos lo volverían a
llevar a Palacio en el 2016”. El lunes, con un “denle para adelante”, un
grupo de amigos en reunión le sacó el “sí”.
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