Cardenal: La causa de la patria tiene matices preocupantes
INSTA A DEFENDER LA IDENTIDAD Y VALORES POR LOS QUE SE FORJÓ UNA REPÚBLICA LIBRE E INDEPENDIENTE
Santo Domingo ;- El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez sostuvo ayer que el
sueño del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte, está lejos de su
realización, debido a la falta de patriotismo de muchos dominicanos, por
lo que instó a la nación a defender la identidad y los valores por los
que se forjó una República Dominicana libre e independiente.
“La
causa de la Patria adquiere matices preocupantes por las circunstancias
que estamos viviendo, en que dominicanos sin ningún sentido patriótico y
sin escrúpulos actúan de manera irresponsable, respondiendo únicamente a
sus intereses y no a los de la Patria”, refirió.
El arzobispo
metropolitano destacó la importancia de recordar a Duarte por sus
aportes a la dominicanidad, durante una misa oficiada en la Catedral
Primada de América, en conmemoración del 202 aniversario de su
natalicio.
“Es muy justo que los buenos hijos de la Patria
honremos a los que han sabido engrandecerla, a pesar de los que nunca ha
merecido llamarse patriotas porque se avergüenzan de serlo o
sencillamente, porque responden a intereses bastardos que deberían
sonrojarlos”, expresó.
Enfatizó que los hombres a quienes hoy
reconoce el país durante la lucha independentista, estaban identificados
con los ideales cristianos, se apoyaron en Dios Supremo Señor y esta
confianza en Él les inspiró una nueva Patria cuyas futuras generaciones
disfrutarán de la libertad.
“Tenemos la obligación de defender su
identidad, sus valores, sus símbolos, de engrandecer lo que aquellos
abnegados hombres nos legaron y que ciertamente nos compromete: El amor
de la Patria nos hizo contraer compromisos para con la generación
venidera”, dijo.
López Rodríguez recordó que mediante la
Conferencia de Puebla de los Ángeles, “debemos decir y reafirmar que la
violencia no es ni cristiana ni evangélica y que los cambios bruscos y
violentos de las estructuras serían engañosos, ineficaces en si mismos y
ciertamente no conformes con la dignidad del pueblo”.
Asistencia
A
la ceremonia asistieron funcionarios, legisladores y líderes políticos,
así como organizaciones que velan por el interés patriótico en
República Dominicana. Es el caso del Instituto Duartiano, que defendió
la obra de Duarte y motivó a seguir su ejemplo y a trabajar sin descanso
para tener la patria que él soñó.
El presidente de la entidad,
José Joaquín Pérez Saviñón, consideró que en el país hay muchas acciones
que se deben corregir y organizar, como la corrupción y la inmigración
ilegal masiva, temas que ameritan del concurso de todos para su
solución.
“El país necesita que discutamos y aclaremos el tema de
Haití, que exijamos una actitud oficial más comprometida en el entendido
de que la frontera sea el principal asunto bilateral a colocarse en le
tapete y que no tengamos timidez de ejercer la soberanía”, apuntó.
Inmigración
En
este sentido, el diputado Vinicio Castillo; el general retirado Rafael
Percival Peña, así como civiles y representantes de varias instituciones
en pro de la Patria, pidieron mientras depositaban ofendas florales a
Duarte, que se derogue el decreto que no permite la deportación de
ilegales haitianos, por la puesta en marcha del Plan Nacional de
Regularización.
Castillo especificó que la consigna es muy clara:
“unidad nacional ante el peligro que representa para la soberanía
dominicana la inmigración masiva de Haití sobre la República Dominicana,
no venimos aquí con ninguna consigna ofensiva a nadie”. El legislador
adujo que son cientos de miles de haitianos que están invadiendo el país
y lamentablemente, el gobierno dominicano luce con extrema debilidad
ante este problema, luce chantajeado por la comunidad internacional y no
ha tomado las medidas que hay que tomar.
“De nada va a valer que
las Fuerzas Armadas detenga 22,000 haitianos en 20 días si se mantiene
la prohibición de deportación”, precisó.
El presidente del
movimiento Guardianes de la Patria Dominicana opinó que “los ilegales en
nuestro país deben ir a su sitio y deben ser deportados, por lo tanto,
sostenemos y le planteamos al presidente de la República que derogue
ese decreto”.
López Rodríguez en el Tedeum por el 202 aniversario del nacimiento de Juan Pablo
Duarte
El ducentésimo segundo aniversario del nacimiento del inmortal patricio
Juan Pablo Duarte, nos ofrece la oportunidad de recordar al más ilustre
de los dominicanos de nuestra accidentada historia. Es muy justo que
los buenos hijos de la Patria honremos a los que han sabido
engrandecerla, a pesar de los que nunca han merecido llamarse patriotas
porque se avergüenzan de serlo o sencillamente porque responden a
intereses bastardos que deberían sonrojarlos.
Tomo como ejemplo
el Juramento de los Trinitarios, que es una profesión eminente de Fe en
Dios y magnífico testimonio de que los hombres que lo suscribieron
asumían el serio compromiso de luchar por la libertad, independencia y
soberanía de la soñada República Dominicana, poniendo por testigo a la
“Santísima, augustísima e indivisible Trinidad de Dios omnipotente”.
Pero
hay algo más, los Trinitarios quisieron ser reconocidos “con las
palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad”, “que son los
principios fundamentales de la República Dominicana.
Quiere esto
decir que los hombres a quienes reconocemos el honor de haber creado la
dominicanidad, se apoyaron en Dios Supremo Señor y esta confianza en Él
les inspiró una nueva Patria cuyas futuras generaciones disfrutaran de
la Libertad.
Consiguientemente, esa trilogía de conceptos es
parte sustantiva de nuestra identidad nacional y quien pretendiera
cambiarla o “contrariarla, de cualquier modo que sea, se coloca ipso
facto y por sí mismo fuera de la ley”, en frase de Duarte (Proyecto de
Ley Fundamental).
No menos elocuente, como signo de fe, es
nuestra bella y gloriosa bandera dominicana descrita en el mismo
Juramento Trinitario: “La cual (República Dominicana) tendrá su pabellón
tricolor en cuartos encarnados y azules, atravesados por una cruz
blanca”.
Sin olvidar, por otra parte, que en el pensamiento
duartiano, la cruz no es signo del padecimiento, sino signo de la
redención (Cfr. Proyecto de Ley Fundamental).
Y como si todo lo
señalado fuera poco, en el mismo escudo nacional, o sea en el corazón
del símbolo patrio había de ponerse el Libro de los Evangelios coronado
por otra cruz, señal inequívoca de que aquellos hombres, nuestros
admirados patriotas y que nos legaron nuestra nacionalidad e identidad,
estaban plenamente identificados con los ideales cristianos y querían
dejar constancia de sus convicciones para todas las generaciones
futuras.
Nosotros, los dominicanos y dominicanas de hoy, hemos
recibido un imperecedero Patrimonio, la República Dominicana, y tenemos
la obligación de defender su identidad, sus valores, sus símbolos, de
engrandecer lo que aquellos abnegados hombres nos legaron y que
ciertamente nos compromete: “El amor de la patria nos hizo contraer
compromisos para con la generación venidera; necesario es cumplirlos, o
renunciar a la idea de aparecer ante el Tribunal de la Historia con el
honor de hombres libres, fieles y perseverantes” (Duarte, Mensaje a los
puertoplateños, 20 de julio de 1844).
Tal era la conciencia que
Duarte y sus compañeros tenían de la misión que les tocó al fundar la
República Dominicana y no menos clara debe ser la nuestra y la de
nuestros gobernantes en estos momentos.
Por otra parte, el
documento de la Conferencia de Puebla de los Angeles, enero de 1979,
afirma que: “Debemos decir y reafirmar que la violencia no es ni
cristiana ni evangélica y que los cambios bruscos y violentos de las
estructuras serían engañosos, ineficaces en sí mismos y ciertamente no
conformes con la dignidad del pueblo” (Puebla, No. 534).
No
pueden ser otros los pensamientos que nos animen al recordar a Juan
Pablo Duarte en su día, él que experimentó como pocos la ingratitud y
las inconveniencias de la causa a que se debía: “Por desesperada que sea
la causa de mi Patria, siempre será la causa del honor y siempre estaré
dispuesto a honrar su enseña con mi sangre” (Duarte, Mensaje a los
puertoplateños, 20 de julio de 1844).
Si esto tenía valor en
1844, cuando apenas nacía la República Dominicana, ¿qué no diremos hoy,
171 años después, cuando el sueño y proyecto de Duarte está todavía
lejos de su realización y cuando la causa de la Patria adquiere matices
preocupantes por las circunstancias que estamos viviendo, en que
dominicanos sin ningún sentido patriótico y sin escrúpulos actúan de
manera irresponsable, respondiendo únicamente a sus intereses y no a los
de la Patria?
“Trabajemos, trabajemos sin descansar, no hay que
perder la fe en Dios, en la justicia de nuestra causa y en nuestros
propios brazos”. (Duarte, Carta a Félix María del Monte).
Sea,
pues, recordada con cariño y gratitud la egregia figura de Juan Pablo
Duarte que se agiganta con el paso de los años y cuya causa es en
definitiva nuestra única causa: la República Dominicana.
JOSÉ RICARDO TAVERAS, director
general Migración calificó de exitoso el Plan Nacional de
Regularización y condenó las ONG que se han dado a la tarea de criticar y
calificar como un fracaso dicho esfuerzo, sin mostrar ningún apoyo, ni
proponer ninguna otra salida.
“Esos grupos solo están esperando
que se acabe el plazo para salir a decir que el plan fracasó, porque
viven de eso, del usufructo del drama ajeno”, aseguró el funcionario.
José
Ricardo Taveras abogó porque el pueblo dominicano se apegue a sus
autoridades en la búsqueda de un mayor respeto a las leyes y porque se
cree una política de ordenamiento y legalidad de la migración “cueste lo
que cueste”.
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