El alboroto que ha levantado el tema del aborto
en el texto del Código Penal es como la falda de Marilyn al paso del
tren. Cuando cese la brisa generada por la velocidad, volverá a su
posición normal.
Sin embargo, estos escarceos políticos han enseñado algo más que las ligas de las medias.
El
código que se pretende acuñar viene desde los tiempos de Leonel
presidente. Tiene objeciones de origen y se le sumergió en el tiempo
bajo la idea que la Iglesia duerme o que los objetadores habrían
cambiado de puntos de vista.
Pero no es así. Unos y otros se
mantienen en sus trece, pero las deducciones se encaminan bien. Todos
hemos nacido bajo la cultura judeocristiana y en alguna forma toma
cuerpo al momento de ser adultos. Tememos a Dios. O nos recuerdan el
infierno.
Los políticos, objetos principales de la presión para
el debate, podrían ser señalados en los templos al momento de la
reelección a sus curules. La decisión de incluir cualquier variación del
aborto en el nuevo código, podría marcarlos con una equis en las
puertas de sus provincias.
El Poder Ejecutivo, que está al mando
de un hombre cristiano, puso una objeción que complace a los liberales
que como electores, también tienen su peso en la balanza política.
Danilo lo hizo poniendo su compromiso del hombre de estado por encima de
sus convicciones, pero sin mucha claridad. En pocas letras, les dejó el
batracio a los congresistas.
Para no perder el tino y vuelvo
sobre mis pasos: este Código, más que un articulado legal se ha
convertido en cuadrilátero político. Lo que resulte al final será una
decisión política. Ni científica ni religiosa y ya sabemos qué es la
política.
La iglesia no es un templo sino la reunión de los
fieles. Entonces tendremos que la Cámara de Diputados será ágora del
cristianismo clásico. Los mismos partidos que fabricaron la actual
constitución lideran el Congreso. No hay miedo a cambios, la presión es
para que no se equivoquen.
En el PLD, donde se marca un radical
cambio de sus orígenes, la cosa sigue siendo de espanto y brinco. Una
Secretaría de Cultos tapa el silencio, suplanta al Comité Político y
fija una posición contraria al Poder Ejecutivo. Evidentemente que las
cosas ya no son como antes.
El PRD, PLD y PRSC están a una voz. No hay que temer.
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