AGUINALDO.- El encuentro del pasado jueves de Hipólito Mejía y
sus equipos de trabajo fue lo más parecido a un aguinaldo. La fecha era
apropiada, casi Navidad, pero además se comió puerco asado, manzanas y
uvas, cosecha o venta de la casa. Incluso, para dar un toque nacional,
en algunas mesas hubo guineos. Sin embargo, fue una reunión política
importante. Demandada, reclamada, esperada, necesaria. Equivalente a una
convención o proclamación de candidato. El anfitrión va, y sin ninguna
duda. El ala decidida del H-16 se impuso, y el expresidente no pudo
darle más vuelta al asunto. Dijo lo que se esperaba que dijera, y la
algarabía no se hizo esperar. Entusiasmo y fervor como si ya fuera
aspirante oficial y luchando, no por la nominación, sino por la
Presidencia de la República. El hecho de que todos lo llamen Presidente,
dice una parte, y la otra se conocerá cuando al comenzar enero haga
“campaña como yo sé hacerla”, según sus justas palabras. Un chusco
parado en una esquina, y con un pedazo de casabe en la boca, pudo reír y
exclamar: “No querían mambo, cojan mambo”…
EL PRM.- Según lo que se dijo en la ocasión,
Hipólito Mejía se reuniría al día siguiente, viernes, con Luis Abinader
para seguir organizando al Partido Revolucionario Moderno. Que se
entienda bien. Una cosa es el grupo de Mejía y otra la facción de
Abinader, y aunque podrían parecerse, ambos núcleos se diferencian del
PRM y la Convergencia. No obstante, lo decisivo será la integración del
primero y la consagración del segundo. Lo sabe Mejía, y también
Abinader, aun cuando dedican más a tiempo a desarrollar sus proyectos
personales, y hacerse bellaquerías que no se resaltan mucho, pero que en
su momento sacarán a relucir para descalificarse. Por ejemplo, Mejía
advirtió a los suyos de que no usen más armas que la nobleza, y Abinader
habla de lucha entre hermanos, olvidando que fue Caín quien mató a
Abel, y provenían del mismo vientre. El hecho de que fuera tanta gente
tiene sus bemoles, y uno de ellos es el salto atrás. Los compañeros que
se habían comprometido, y que ahora recogen tienda y vuelven a su
antiguo solar. Como habitan una misma casa, es fácil pasarse de una
habitación a otra…
LAS ARTES.- Ese fenómeno intriga, y
estrategas de Hipólito Mejía confían en que se repita, pues la vez
anterior fue clave en el desarrollo de la lucha por la candidatura y
decisivo en los resultados. Que el expresidente empiece a halar la soga y
a traer de regreso a su redil hombres fundamentales de su campaña. Por
ejemplo, el jueves se vio en Canastica a Eligio Jáquez, y tan contento y
conforme como si él solo fuera Pascuas. Pero igual se observó haciendo
bultos a Amauri Justo Duarte, lo que significa que asume la política con
seriedad y abandonó la idea loca de una candidatura. Mejía es un
maestro en el tete a tete y en el mano a mano, y cuando no puede por las
buenas, se vale de situaciones y las explota a su favor. A un tránsfuga
le disparó en plena cara: “Compadre, vienen y me dicen que usted es un
traidor, y yo digo que no”. El interpelado se quedó de una sola pieza y
murmuró para quienes estaban cerca: “Me dijo traidor”. Solo que poco
volvieron a estar de paños y manteles, visitando a la comadre y cargando
a los ahijados…
Por Orlando Gil ;-
orlandogil@claro.net.do
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