La traición

La indolencia de la sociedad dominicana frente a la migración haitiana, o mejor dicho “la invasión haitiana”, es nuestra mayor preocupación.  Parece que los intereses foráneos están por encima de los intereses de la nación. No hay consenso en las fuerzas vivas del país, lo que demuestra la falta de identidad de los dominicanos, desde celebrar el Día de la Hispanidad, 12 de Octubre, obviando el exterminio de la raza indígena por las huestes extranjeras y reconociendo la avaricia de los aventureros colonizadores como héroes portadores de la civilización, hasta abrir nuestra frontera contaminando nuestra salubridad y valores culturales.

¿Acaso nacimos en la cuna del dolor, bajo el regazo de la desventura? ¿Es la opresión de las potencias extranjeras nuestro alimento? ¿Bebemos el agua turbia en que se mezclan las lagrimas y la sangre? ¿Defendemos la avaricia que nuestros gobernantes llaman falsamente “el deber”? ¿O es que nuestro inevitable destino es habitar como un extranjero en la patria, o nos dejamos condenar por quienes tratan de reformarnos “corrompiéndonos”?  

Pensamos que las entrañas de nuestra dignidad en la mujer no pueden ser compradas por el rico que compra el cuerpo y no su corazón. Si es así, seremos desdichados, fruto de la inequidad del fuerte y la injusticia del corrupto en su egoísmo libertino; pero tenemos fe que solo un gran poder que es todo justicia, misericordia, piedad y amor, podrá guiarnos a la senda del patriotismo, y con el gran deber de defender nuestra soberanía nos quitaremos el velo de agonía que oculta nuestra libertad.  

No se trata de que los conspiradores entiendan nuestros reclamos y derechos, se trata de imponer el legado que recibimos de nuestros fundadores, que entregaron sus vidas por darnos la patria que hoy representamos. Debemos defender nuestras costumbres e independencia frente a cualquier ingerencia extranjera. La suerte esta echada y solo identificando los traidores, limpiaremos el camino de nuestra descendencia.

¡Manos a la obra! 

Por Ricky Noboa ;-