Santo Domingo;- No se conoce la cifra exacta, pero se afirma
que pasan lejos de mil. Sus prontuarios delictuosos son abundantes y las
infracciones en los registros de archivo lo revelan todo: sicarios,
criminales, secuestradores, narcotraficantes, asaltantes, violadores.
Y están aquí, cobijados bajo algún techo. Nadie sabe dónde, aunque de ellos se ha advertido que constituyen un peligro público.
A
casi cinco años de haber cruzado la frontera, tras escapar de varias
prisiones haitianas en medio del devastador sismo de 2010, y a cuatro
días para dos meses de la entrada de otro grupo que se fugó del penal de
Croix- des- Bouquets, en el borde norte de Puerto Príncipe, los equipos
responsables de su búsqueda en el país aún ignoran cuántos son, dónde
están o quienes estarían dándoles refugio y sustento aquí.
Incluso,
todavía se desconoce cuántos habrían entrado o estarían aquí de los más
de 700 que se fugaron de la penitenciaría nacional haitiana en febrero
de 2005, incluido el exprimer ministro Ivon Neptune, cuando un comando
armado irrumpió en esa prisión para liberar a narcotraficantes y
secuestradores.
La situación es muy complicada para estos
organismos, porque de estos reclusos que huyeron en 2010 y los del 10 de
agosto de este año solo se dispone de fotos, poco historial individual
en archivo y una mínima colaboración de Haití.
Otra traba que
estaría dificultando la misión de captura es la afinidad de sus rasgos
físicos. “Todos los haitianos se parecen”, dijo un oficial de Policía al
tanto de la misión de rastreo.
Tampoco se tiene certeza de
cuántos podrían haber huido a otros destinos usando al país como
trampolín, valiéndose de confabulaciones.
A pesar del intenso
despliegue de fuerzas puesto en marcha para atraparlos, no hay evidencia
oficial que revele algún progreso de valor en la operación, según
informes. “Ya no se habla de eso porque no hay avances. Así de simple.
Los medios también se olvidaron del caso”, comentó otra parte cercana a
las pesquisas. Desde que ocurrió el hecho, casi cien de los convictos
han sido reapresados y puestos de nuevo en prisión, incluyendo
haitianos, colombianos, iraníes, hindúes y cubanos atrapados en puestos
de chequeos en la frontera.
Un “vacío” en archivos
Según una fuente ligada a la investigación, aun cuando hay más de 30 oficiales de Policía Nacional asignados a la búsqueda, estos no han podido avanzar porque hay “un vacío” de datos de archivos de los fugitivos que hábilmente burlaron la presencia militar y unos 150 dispositivos de vigilancia montados a lo largo del límite fronterizo.
Según una fuente ligada a la investigación, aun cuando hay más de 30 oficiales de Policía Nacional asignados a la búsqueda, estos no han podido avanzar porque hay “un vacío” de datos de archivos de los fugitivos que hábilmente burlaron la presencia militar y unos 150 dispositivos de vigilancia montados a lo largo del límite fronterizo.
En
esta misión colaboran entes de inteligencia como el Departamento
Nacional de Investigaciones (DNI), el organismo que recolecta, procesa y
reparte información que luego es usada por los altos niveles de mando
como base para futuras decisiones.
Específicamente, los
investigadores locales no poseen recursos básicos, como una consistente
base de datos privada y pública, domicilios de familias o amigos de los
prófugos, tarjetas de crédito y débitos o facturación de teléfonos
celulares.
“Los dispositivos de comunicación telefónica de los
prófugos y personas con las que podrían haber tenido comunicación, antes
de la búsqueda, son importantes para el caso porque facilitaría la
intervención legal de estos y conduciría a un arresto más fácil”,
declaró un oficial de Policía con vasta experiencia en investigación
criminal que pidió el anonimato.
“Si usted se escapa de una cárcel
y anda escondiéndose, usted va a necesitar de alguna manera ayuda
económica para comer y para moverse; seguro que usted no se la va a
solicitar a cualquiera”, explica. “Por eso”, agregó, “los investigadores
deben estar siempre atentos a los movimientos de dinero de las personas
más cercanas al prófugo, si es que las tienen”.
A falta de
avances en la pesquisa, que en principio generó inquietud en sectores
del país tras revelarse la historia criminal de los prófugos, la Policía
Nacional ha quedado atada a una sola respuesta: “Se sigue
investigando”.
Una fuente de inteligencia que aporta información a
la Policía para este caso cree que falta más esfuerzo y apoyo para que
la pesquisa prospere y alcance sus propósitos.
“La gente que entró
aquí es muy peligrosa y, como no se tiene idea de dónde podría estar
esta gente ahora ni qué hacen o con quienes estarían vinculados, la
situación se torna más complicada, muy complicada, para todos”,
advierte.
“Esos individuos entraron al país y andan sueltos”,
anotó. Entre estos, recordó, “hay gente vinculada a secuestros,
violadores, ladrones de toda calaña, delincuentes y criminales de mucho
peligro”.
![]() |
Clifford Brandt, al centro, es visto aquí tras su captura en el país junto a dos hombres con quienes escapó el 10 de agosto pasado de la prisión de Croix-des- Bouquets, en Puerto Príncipe. |
También se comentó que a Haití no le preocupará el caso
mientras los prófugos estén en República Dominicana. Incluso, dicen, le
beneficia, “porque eso desinfla sus prisiones y baja sus gastos de
mantenimiento”.
La advertencia sobre el peligro de estos reclusos
cobra fuerza si se recuerda que el expresidente de la Cámara de
Diputados de Haití, Jean Tholbert Alexis, denunció que estos huyeron
con varias armas tras atacar un depósito de la prisión.
Ante el
evidente atasco de este caso, temprano de la semana pasada se le preguntó a la jefatura de la Policía a través de su portavoz, el
coronel Jacobo Mateo Moquete, si tenía alguna pista de los prófugos. La
respuesta fue afín a la de agosto pasado: “No hay nada nuevo; se sigue
investigando”.
Sin avances
Hasta ahora, el cuerpo policial solo ha hecho conjeturas y repetido información inicial. “Hay comunicación y cruce de informes de inteligencia con la parte haitiana”, dijo su portavoz.
Hasta ahora, el cuerpo policial solo ha hecho conjeturas y repetido información inicial. “Hay comunicación y cruce de informes de inteligencia con la parte haitiana”, dijo su portavoz.
Sin embargo, otros informes indican que el
flujo de información y contactos con Haití no ha sido tan efectivo y que
solo hubo evidente interés durante los primeros días de la fuga,
específicamente con el director general de la Policía Nacional de Haití
(PHN), Godson Orelus.
En principio, Haití facilitó nombres, fotos y
huellas dactilares de centenares de haitianos y de otras
nacionalidades. En intentos por cruzar la frontera fueron atrapados
colombianos, iraníes, hindúes, cubanos y haitianos. El Departamento de
Búsqueda y Captura de Prófugos del cuerpo de orden público, una
dependencia de la Dirección Central de Investigaciones Criminales que el
17 del mes pasado cumplió 14 años de su creación, tiene a cargo ubicar y
apresar a los fugitivos.
El coronel José Antonio Ceballos,
director de Inteligencia Policial, y el general de brigada César Sena
Rojas, director de Investigación Criminal, dirigen el equipo de
búsqueda. “Están participando (oficiales) en esta búsqueda, desde el
primer día, desde raso hasta coronel y otros rangos, capacitados
internacionalmente, compartiendo información de inteligencia con las
fuerzas armadas”, dice una declaración policial.
Mantiene
contactos con departamentos y agencias de investigación como Migración,
DNI, inteligencia militar y la Interpol, para lograr la interacción y
flujo de información que lleve a la localización y arresto de los
prófugos.
Antecedentes
El 12 de enero de 2010, al menos 3,500 reos escaparon de varias prisiones tras el devastador sismo que asoló a ese país, dejando una cifra de muertos calculada en más de 316,000, según un informe de enero de 2011 dado a conocer por el primer ministro, Jean-Max Bellerive, en el primer aniversario del desastre.
El 12 de enero de 2010, al menos 3,500 reos escaparon de varias prisiones tras el devastador sismo que asoló a ese país, dejando una cifra de muertos calculada en más de 316,000, según un informe de enero de 2011 dado a conocer por el primer ministro, Jean-Max Bellerive, en el primer aniversario del desastre.
Fue
en esa fecha cuando autoridades dominicanas informaron haber detectado
la presencia de cientos de los fugados. Se dijo que eran más de mil. A
día de hoy, los responsables de su rastreo y captura no tienen pistas de
su paradero.
Cuatro años después, el 10 de agosto de este año,
329 presos de más de 900 encerrados en la prisión de Croix-des-
Bouquets, en el borde norte Puerto Príncipe, escaparon tras el asalto de
ese recinto por un comando armado.
Entre estos figuraba Clifford
Brandt, miembro de una conocida familia de Haití acusado de secuestro,
apresado al entrar a suelo dominicano junto a tres de sus cómplices,
todos armados. Brandt, según se supo, solo estaría de paso aquí, donde
le esperaba su esposa, aún no identificada, quien viajó desde Puerto
Rico con fines de enviarlo en una lancha a esa isla.
El país
recibió nombres, fotografías y huellas dactilares de los presos más
peligrosos. Casi cien han sido recapturados desde entonces. La Dirección
de Inteligencia Delictiva de la Policía informó que habían entrado más
de 1,000 convictos, la mayoría condenados por asesinatos, asaltos y
secuestros a empresarios haitianos, dignatarios extranjeros y
voluntarios, cuyos gobiernos pagaron cuantiosos rescates para
liberarlos.
Muchos estaban condenados a penas de entre 20 a 30 años por crímenes, asesinatos, violaciones, secuestros y asaltos.
El
sábado 20 de septiembre pasado, cinco reos escaparon de una cárcel de
Cabo Haitiano, la segunda fuga de una prisión de ese país en menos de
dos meses.
Dos de ellos fueron recapturados, pero de los otros
tres, uno que está sentenciado a cadena perpetua por homicidio y otro
con igual sentencia por secuestro, se desconoce su destino.
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