Cuando Hipólito Mejía le robó impunemente la
senaduría por Santiago, siendo Presidente de la República en las
congresuales de 2002, Francisco Domínguez Brito casi salta a la
proceridad, y cuatro años después, en 2006, su elección terminó siendo
una pasada.
Domínguez Brito, originario de Gurabo, procedía del
sector más conservador de la Iglesia Católica, sobrino-nieto de doña
Marina Domínguez, la madre de Hipólito, y se formó profesionalmente en
la Universidad Católica Madre y Maestra con la bendición de Roque Adames
y de Agripino Núñez.
Fue un buen senador, con iniciativas propias
y apegado a los principios originarios del Partido de la Liberación
Dominicana, hasta aspirar a la nominación presidencial en la convención
de 2011, ganada por Danilo Medina con una abultada mayoría.
Venía
del Ministerio de Trabajo, donde hizo una labor opaca pero sin mucho
ruido en el último tramo del gobierno de Leonel Fernández, a quien apoyó
en la reelección de 2008 y de quien se decía seguidor y amigo. En su
trajinar peledeísta no estuvo nunca cerca de Danilo.
Su
designación como Procurador General de la República, el mismo 16 de
agosto de 2012 poco después de la juramentación de Medina, sorprendió
tanto a los peledeístas como a los observadores y “opinólogos” que
llevaban semanas formando “gabinetes de aposento”.
Un jalón de oreja...
Habían pasado apenas algunas semanas de la instalación del nuevo gobierno cuando el flamante procurador general de la República produjo unas declaraciones avenidas a las acusaciones que ya empezaban a formulársele al saliente presidente Leonel Fernández sobre el déficit fiscal del año precedente.
Habían pasado apenas algunas semanas de la instalación del nuevo gobierno cuando el flamante procurador general de la República produjo unas declaraciones avenidas a las acusaciones que ya empezaban a formulársele al saliente presidente Leonel Fernández sobre el déficit fiscal del año precedente.
A partir de entonces comenzó el ruido callejero con
la concentración de pequeños grupos alrededor del parque La Lira de la
Abraham Lincoln pidiendo que Fernández fuera procesado, y en cada
ocasión Domínguez Brito mostraba inclinación por ese populismo que
conspiraba contra el presidente de su propio partido.
Poco después
se filtró que el presidente Danilo Medina lo había llamado a capítulo
para reprocharle su coincidencia con los grupos de vocingleros que
habían tomado la calle contra el gobierno y el PLD y advertirle que él
tenía detalles de que se trataba de una conspiración que buscaba
desestabilizar el orden público.
A partir de entonces, Domínguez
Brito comenzó a dar notaciones de que su objetivo no era el expresidente
Fernández, pero dio aquiescencia a todas las querellas que se
presentaron contra los seguidores del exmandatario, en particular contra
los ingenieros Víctor Díaz Rúa y Félix Bautista.
¿Todo es tan inocente...?
A nadie engaña el procurador general. Está claro que Domínguez Brito en persona mueve los hilos para llevar a la cárcel a los seguidores de Leonel Y si lo dejan, al propio Leonel.
A nadie engaña el procurador general. Está claro que Domínguez Brito en persona mueve los hilos para llevar a la cárcel a los seguidores de Leonel Y si lo dejan, al propio Leonel.
En todo momento se mostró
opuesto al archivo definitivo del expediente irregular instrumentado
contra el exministro de Obra Públicas, Víctor Díaz Rúa, acusado de
corrupción por dos entidades que actuaron fuera de los procedimientos de
ley, según determinó la justicia en diversas instancias.
En ese
caso el procurador actuó como jefe del ministerio público a través de la
fiscal Yeni Berenice Reynoso, pero en el caso del senador Félix
Bautista ha dado la cara a través de su alter ego, la encargada de la
oficina contra la corrupción administrativa.
Es la forma que ha
identificado primero para mantenerse en el cargo-- ¿y cómo lo quitan
ahora?--, y luego para intentar ser candidato a la Presidencia de la
República...
¿... Pero por cuál partido?
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