EL ACOSO.- Los peledeístas no quieren
entender lo principal: que el juego siempre es el mismo, pero no la
circunstancia, o que en ocasiones se hace más que necesario,
obligatorio, hacer ajustes. Ahora se les somete a un doble acoso, pero
si se fijan bien, es triple, y en todo caso busca como objetivo final:
sacarlos de competencia, por constituir –entre todos-- un equipo difícil
de vencer. Muchos peloteros, demasiados recursos y sobre todo tradición
ganadora. El primer acoso es a Leonel Fernández, cuyos antiguos
colaboradores tienen hechas, y sobre él penden sospechas, y ni de manera
individual o como grupo logran romper el cerco.
El segundo acoso es a
Danilo Medina, a quien quieren convencer de que si no procura otro
mandato se hunde el país. Y el tercer acoso es al partido al dejarlo sin
opción libre. O es Medina o es Fernández. Y los peledeístas no hacen lo
suficiente para salirse de ese trance, que es una verdadera trampa de
oso, a pesar de tener el potencial para obviar ese encierro. Los
emergentes no batean con soltura porque tienen que mirar hacia dos
dogouts al mismo tiempo, y las señales no acaban de estar claras…
EXPLICACIÓN.-
Fernández tiene que decir a sus compañeros de partido porqué quiere un
cuarto mandato, porqué no se satisface con tres, y lo mismo debe hacer
con el resto del país. La situación es muy seria para que siga con el
relajo de los vientos que soplan a su favor o del león que está en la
calle, ya que la política no es asunto de meteorología ni puede
manejarse como selva o zoológico. No debe olvidarse que es partidario
del sistema norteamericano de un período con opción a un segundo, y como
eso lo lleva dicho, significa que para él ocho años son suficientes.
¿Por qué ahora quiere el doble, esto es, 16 años? La inquietud es
válida, pues la obsesión intriga. Incluso, no hay que entrar en
consideraciones sobre sus ejecutorias de gobierno. Si fueron buenas o
malas. En todo caso, la verdad es que por mucho que diga no haría nada
mejor que lo que hizo, y cuando se comparan estilos y resultados, la
actual administración superar las suyas. La explicación la merecen todos
sus compañeros, pero en particular quienes fueron sus subordinados y se
encuentran en la pista para competir de igual a igual…
LA MATERIA.-
Fernández tiene por igual que explicar a sus compañeros cómo es que
habla de una fábrica de presidentes, y sin embargo, solo su producto
puede competir en el mercado. No hay que decirlo porque salta a la vista
que no reconoce méritos, y menos posibilidades, a los otros aspirantes.
Entonces, si esa materia prima no sirve, o no está suficientemente
preparada, la fábrica no puede mantenerse en producción o con predominio
en el mercado hasta el 2044. A menos que se crea en capacidad de
reelegirse –a sí mismo– hasta tan lejana fecha ¿Cómo es que no ve
cualidades en Francisco Javier García, su exitoso jefe de campaña, o en
Temístocles Montás, uno de los tres que echaron a Juan Bosch en el pozo y
lograron acortar la llegada del PLD al poder, o Reinaldo Pared, quien
desde la secretaría general hace con él un one-two perfecto en la
dirección del partido? Esas respuestas ellos, que son los interesados,
no las demandan, pero si tuvieran a manos esas contestaciones, les fuera
más fácil librar la lucha…
“VÍCTIMA”.- Con ese panorama
al pie de la loma, las perversidades tienen espacio y oportunidad, y
corren especies como esa que da cuenta de la asociación maliciosa entre
peledeístas y sectores de oposición para sacar de competencia al
expresidente Fernández. La verdad que hay gente imaginativa, y queriendo
hacer mal, multiplica el bien. La cuestión, vista desde ese ángulo,
convierte a Fernández en una tranquila palomita al que los bellacos
tiran piedras. No es el verdugo, sino la víctima. Él no cierra caminos,
sino que por capricho lo obligan a pisar terreno movedizo. Con razón no
habla ni se defiende, creyendo que a la postre los cristianos del circo
se hicieron con el poder de Roma. Pared apareció en escena, y no sé si
le preguntaron o declaró por voluntad propia, pero consideró indebida la
afrenta a que fue sometido su compañero. El gesto luce noble, pero no
fue oportuno, porque ahora, y en lo que se aclara la situación, todos
los aspirantes a la presidencia son sospechosos. Por ejemplo, por los
nuevayores andaba…
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