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sábado, septiembre 27, 2014

JB: ¡”Que hable el burro”!

En agosto de 1986 Balaguer retornó a la Presidencia con Carlos Morales Troncoso de vicepresidente, después de ocho años fuera del poder y los reformistas “frenando en el aro”, como decían entonces.
Nombró a Carlos Morales administrador del Consejo Estatal del Azúcar, en adición a las funciones de Vicepresidente, atendiendo a sus amplios conocimientos de la industria azucarera y a sus vínculos con los enclaves del mercado norteamericano del azúcar a través del Central Romana Corporation.
Como el gobierno estaba comenzando y el Presidente quería caras nuevas en las instituciones-- sin fijarse en la propia, por supuesto--, pidió a Morales que seleccionara a los mejores técnicos para que administraran los ingenios del Estado sin politiquería y con el mayor nivel de eficiencia posible.
Pero los reformistas de los pueblos influenciados por esos ingenios exigían trabajar, los de Macorís, Boca Chica, Puerto Plata, Barahona, Haina, San Cristóbal, San Luis, Bayaguana, Boyá, Monte Plata...
Los que se fajaron para que Balaguer volviera entendían que los ingenios eran suyos y que los administradores y los principales ejecutivos tenían que ser ellos. Y así empezaron los conflictos...
El ingenio Boca Chica...
El ingenio Boca Chica siempre fue conflictivo; los gremios obreros estaban infiltrados por la izquierda más tradicional, a pesar de que con el regreso de Balaguer en 1986 no volvieron los métodos represivos que marcaron los 12 años de su gobierno anterior.
Por eso había que llevar como administrador a una persona “de carácter” y con experiencia gerencial que retornara al central azucarero sus tradicionales niveles productivos.
Morales Troncoso hizo posible que el Central Romana le cediera temporalmente a uno de sus mejores ejecutivos, y lo designó en el cargo.
Desde que llegó aquello fue un tira y jala con los reformistas que querían a uno de los suyos en el puesto, y varias veces el propio Morales tuvo que intervenir para atenuar las constantes crisis y amenazas de huelgas.
Al líder de los reformistas de Boca Chica le apodaban “El Burro” y todos le conocían por ese apodo, a tal punto que todavía hoy, casi 30 años después, nadie recuerda su nombre de pila, ni en el Partido, ni en Boca Chica, ni en el ingenio...
¡...Y el burro habló!
Esto me lo contó Jimmy García Saviñón, que era el director de Inazúcar, y estaba presente...
Ocurrió en la Celebración del Día de la Caña en el año 1987, que se llevó a cabo con mucha pompa en un batey del ingenio Boca Chica, con la presencia de Balaguer.
El acto comenzó con un abucheo inacabable al mencionarse el nombre del administrador...
-¡Sopla! ¿Y a quién fue eso...? Le preguntó socarronamente Balaguer a Morales que le quedaba al lado.
“Contra el administrador, Presidente... Parece que hay turbulencia” -”Pues amárrate el cinturón...”, le dijo Balaguer muerto de risa.
Aún en medio de la rechifla el administrador dio un discurso bonito, prometiendo solución a los problemas, apoyo a los trabajadores, bonificaciones, regalías y bla bla bla...
Y de inmediato comenzó a escucharse el coro: ¡Que hable el burro! ¡Que hable el burro! ¡Que hable el burro! Haciéndose el loco --porque lo conocía muy bien- -, Balaguer le preguntó a Morales: ¿Y quién es el burro? -Un jodón que hay aquí, Presidente... que lo que quiere es joder el parto! “Pues que hable el burro”, ordenó Balaguer. ¡Y el burro habló! 
Por César Medina;-
lobarnechea1@hotmail.com

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