CAMPAÑA.- La política tiene de malo que
no espera a nadie y su dinámica abruma unas veces y avasalla en otras,
al margen de los deseos e intereses de los involucrados. Mientras el PRD
se recompone, y no es fácil hacerlo, y el PRM se establece, en las
peores condiciones, el PLD está en campaña. Pero no en campaña interna,
como se observa a distancia, sino en campaña nacional, con las miras
claras en las elecciones del 2016. Los precandidatos agitan el partido, y
no hay peledeístas indiferentes, pero también al país, al que buscan
mantener a su favor.
Los aspirantes no van a los locales del partido a
convencer a sus compañeros de que constituyen las mejores opciones, sino
que comparecen a escenarios diversos, en todo el país, e intercambian
con diferentes sectores, e incluso se comprometen. Narré lo de Leonel
Fernández en Mao, pero igual hacen Reinaldo Pared, Francisco Javier
García, Temístocles Montás, y hasta Radhamés Segura. No puede hablarse
ante un auditorio, conocer sus dificultades y no plantear remedio a sus
males. No habrán amarrado chivas en distintos patios, pero algún
compromiso queda…
EL HAMBRE.- Los peledeístas siguen
siendo peledeístas, y las bajas de miembros son tan escasas que no se
sienten. El partido puede haber perdido simpatías en la población, pues
como dice la canción “hasta la belleza cansa”, pero el fervor de los
suyos se mantiene intacto. Y nadie piensa, ni dentro ni fuera, que el
aspirante que pierda abandonará la organización y se llevará su gente.
Hasta ahora eso es impensable en el PLD. No hay altos cargos para todos,
pero si llega a todos algo más que el olor del guiso del poder. Ya no
se habla de las nominillas, ni se paga para no pegar, pero los planes
sociales oficiosos apuntalan la gobernabilidad interior. Los peledeístas
de alguna manera “pican”. Nadie la proclama abiertamente, pero la
consigna al uso es que “hambre que espera hartura, no es hambre”...
LA BRINCADERA.- Esa
no es la situación de los perredeístas, que acostumbrados a la
inmersión saben respirar debajo del agua. Se conocen los efectos de las
revueltas, pero habrá que esperar el resultado de la brincadera de
empalizadas. Viven de juramentación en juramentación, como si fuera
juego de muchachos que se entretienen con tierra y un palito. Cuando se
veía a Franco Badía jurar por el PRD encabezado por Miguel Vargas, la
gente se preguntaba: ¿y este show? Nadie recordaba su renuncia ni que se
hubiera ido. Lo mismo del síndico de La Vega, Fausto Ruiz. Igual se
piensa cuando conocidos dirigentes del PRD oficializan su militancia en
el PRM. José del Carmen Marcano, por ejemplo. La información, de seguro,
no estará destinada a los perredeístas. Ellos se cuentan al terminar la
jornada de cada día, y saben quienes se fueron y quienes se quedaron. A
la calle esos traspasos tampoco importan, pues se dijo desde un primer
momento que el sector que se disputan Mejía y Abinader era mayoritario.
Si es mayoritario, y la población y los medios están convencidos, ¿a qué
insistir? El efecto podría ser contrario…
TRUCO MALO.-
Lo que se está viendo, o lo que va quedando, resulta contradictorio y
dañino. Las juramentaciones son un truco, bien, pero el mago a todas
luces es malo. Sea Hipólito o Abinader. Sucede que no se pasan del PRD
al PRM, sino del PRD a uno de los proyectos presidenciales. Se publicó
que los perredeístas de San Pedro de Macorís se fueron con Mejía, e
igual hicieron los de Haina. Con Hipólito, con el H16, no con el PRM. El
exrector de la UASD dejó el PRD, pero no se fue al PRM, sino que “
declinó ” a favor de Abinader. Es decir, que ahora es acólito de
Abinader. No sé si mis lectores leen igual que yo, de cerca sin lentes y
de lejos con espejuelos, pero es obvio que el actual proceso no se
encamina al fortalecimiento del nuevo partido, sino al reforzamiento de
las corrientes insurgentes, a la fragmentación del grupo oponente. El
PRD, por tanto, se está diviendo en tres: Miguel Vargas, Hipólito Mejía y
Luis Abinader…
ENTRE TRES.- Si este fenómeno se
mantiene, y toma cuerpo la división entre tres, las opciones
perredeístas por igual serán tres. Entonces no hay que ser inteligente,
ni lúcido, para adelantar resultado. El PLD ganará por forfait, pues
como podrían los perredeístas vencer, ya no revueltos, sino separados…
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