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martes, agosto 19, 2014

La captura de los haitianos

Por Orlando Gil;-
orlandogil@claro.net.do
LA MENTIRA.- El hecho de que las autoridades haitianas dijeran que Clifford Brandt fue reapresado en su territorio y por agentes de su policía, cuando dicha captura fue llevada a cabo por miembros del Ejército dominicano, y de este lado de la frontera, debió dar mala espina. ¿Por qué mentir, a quién mentir? La verdad, cuando se escamotea, se hace con un fin determinado, y generalmente malicioso.
Los haitianos, se dice, tienen acceso a los medios dominicanos, y podrían enterarse en los noticiarios de radio y televisión, e incluso en los periódicos nacionales, de ese desaguisado. Sin embargo, consiguieron un primer objetivo: el restablecimiento de la autoridad. En Haití hay confusión, y aquí también, pues no se conoce el alcance de esa acción de película, de asaltar una cárcel y liberar a todos los presos, sin distinción. Allá se habla de que la operación costó un millón de dólares y en principio se quiso implicar al ministro de Justicia, quien despejó prontamente esos rumores. En el fondo, el acto o las murmuraciones tienen que ver con pugnas políticas, en este caso entre la Primatura y la Presidencia de la República...
INEXPLICABLE.- El hecho es curioso, pero sus implicaciones podrían ir más allá de la anécdota. ¿Cómo se explica que dieran un millón de dólares para liberar a Clifford Brandt y lo soltaran en banda en territorio dominicano o que este tuviera que valerse de sus propios medios para cruzar la frontera? Cuando lo apresaron era un haitiano más en República Dominicana, sin que nada lo diferenciara de sus connacionales, aun cuando se dice que pertenece a una familia adinerada. Lo último que se sabe de Brandt es que tiene parientes que residen aquí y posiblemente hacia donde ellos iba cuando fue capturado. Hay que suponer, por tanto, que no era él sino otro el preso que motivó el asalto a la cárcel. Que Brandt sirvió de mampara, que se le mencionó a manera de cortina de humo, y que en la fuga o liberación hay cosas que se ven y cosas que no se ven...
CÓMPLICES.- Por ejemplo, el comando tuvo acceso a la armería o al depósito de armas pesadas de las unidades especiales de la Policía Nacional de Haití o de Seguridad del Estado, hecho que no podía producirse a menos que gente con autoridad y poder estuviera involucrada. Lo demás apunta en la misma dirección. ¿Qué organismo o persona sorprendió al primer ministro haitiano y lo puso a decir la mentira de que fueron policías de la comunidad de Cornillon que hicieron el arresto? La versión fue tan fantástica que parece una película de acción, como las últimas de Sylvester Stallone, pues dio detalles de tiroteos entre el fugitivo y sus perseguidores; y que no fue más que una tomadura de pelo a la opinión pública haitiana y ñde algún modoñ una mezquindad con el Ejército dominicano, que fue que hizo el trabajo. Este escamoteo de la verdad da para pensar que quieren guardarse la recompensa o entregársela a los  haitianos que se presten a la simulación...
LA CUENTA.-  La historia hay que volverla a hacer, y si no los haitianos, los dominicanos. Por ejemplo, se publicó la información de que cincuenta y cinco haitianos detenidos en Jimaní iban a ser depurados, y si había fugados, serían deportados a su país. ¿Por qué depurar y no repatriar el  grupo de acuerdo  a los procedimientos establecidos? La medida responde a un interés legítimo. Las autoridades nacionales quieren tener su propia contabilidad y llevar un registro de los apresados en territorio dominicano. Primero, por asuntos de seguridad, y segundo, porque no pueden confiar mucho en las haitianas. Quien desde el Estado miente una vez, si es menester mentiría dos y tres, y siempre, y no se sabe -- a cabalidad-- qué trompo embollado tiene los haitianos con el asalto a la cárcel o la fuga de decenas de presos, que en principio se dijo eran peligrosos, pero que al paso de los días asoma el elemento político...       
ATENTOS.- El gobierno dominicano no tiene que entrometerse en los asuntos haitianos, ni quitar ni poner presidentes como hacía Trujillo, pero sí debe mantenerse atento a las ocurrencias del otro lado de la frontera, y mucho más cuando lo tocan directamente, pues República Dominicana es el destino natural del fugado, en este caso, pero igual del sedicioso, como en el pasado...           

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