LA MENTIRA.- El hecho de que las autoridades haitianas dijeran
que Clifford Brandt fue reapresado en su territorio y por agentes de su
policía, cuando dicha captura fue llevada a cabo por miembros del
Ejército dominicano, y de este lado de la frontera, debió dar mala
espina. ¿Por qué mentir, a quién mentir? La verdad, cuando se escamotea,
se hace con un fin determinado, y generalmente malicioso.
Los
haitianos, se dice, tienen acceso a los medios dominicanos, y podrían
enterarse en los noticiarios de radio y televisión, e incluso en los
periódicos nacionales, de ese desaguisado. Sin embargo, consiguieron un
primer objetivo: el restablecimiento de la autoridad. En Haití hay
confusión, y aquí también, pues no se conoce el alcance de esa acción de
película, de asaltar una cárcel y liberar a todos los presos, sin
distinción. Allá se habla de que la operación costó un millón de dólares
y en principio se quiso implicar al ministro de Justicia, quien despejó
prontamente esos rumores. En el fondo, el acto o las murmuraciones
tienen que ver con pugnas políticas, en este caso entre la Primatura y
la Presidencia de la República...
INEXPLICABLE.- El hecho
es curioso, pero sus implicaciones podrían ir más allá de la anécdota.
¿Cómo se explica que dieran un millón de dólares para liberar a Clifford
Brandt y lo soltaran en banda en territorio dominicano o que este
tuviera que valerse de sus propios medios para cruzar la frontera?
Cuando lo apresaron era un haitiano más en República Dominicana, sin que
nada lo diferenciara de sus connacionales, aun cuando se dice que
pertenece a una familia adinerada. Lo último que se sabe de Brandt es
que tiene parientes que residen aquí y posiblemente hacia donde ellos
iba cuando fue capturado. Hay que suponer, por tanto, que no era él sino
otro el preso que motivó el asalto a la cárcel. Que Brandt sirvió de
mampara, que se le mencionó a manera de cortina de humo, y que en la
fuga o liberación hay cosas que se ven y cosas que no se ven...
CÓMPLICES.- Por
ejemplo, el comando tuvo acceso a la armería o al depósito de armas
pesadas de las unidades especiales de la Policía Nacional de Haití o de
Seguridad del Estado, hecho que no podía producirse a menos que gente
con autoridad y poder estuviera involucrada. Lo demás apunta en la misma
dirección. ¿Qué organismo o persona sorprendió al primer ministro
haitiano y lo puso a decir la mentira de que fueron policías de la
comunidad de Cornillon que hicieron el arresto? La versión fue tan
fantástica que parece una película de acción, como las últimas de
Sylvester Stallone, pues dio detalles de tiroteos entre el fugitivo y
sus perseguidores; y que no fue más que una tomadura de pelo a la
opinión pública haitiana y ñde algún modoñ una mezquindad con el
Ejército dominicano, que fue que hizo el trabajo. Este escamoteo de la
verdad da para pensar que quieren guardarse la recompensa o entregársela
a los haitianos que se presten a la simulación...
LA CUENTA.-
La historia hay que volverla a hacer, y si no los haitianos, los
dominicanos. Por ejemplo, se publicó la información de que cincuenta y
cinco haitianos detenidos en Jimaní iban a ser depurados, y si había
fugados, serían deportados a su país. ¿Por qué depurar y no repatriar
el grupo de acuerdo a los procedimientos establecidos? La medida
responde a un interés legítimo. Las autoridades nacionales quieren tener
su propia contabilidad y llevar un registro de los apresados en
territorio dominicano. Primero, por asuntos de seguridad, y segundo,
porque no pueden confiar mucho en las haitianas. Quien desde el Estado
miente una vez, si es menester mentiría dos y tres, y siempre, y no se
sabe -- a cabalidad-- qué trompo embollado tiene los haitianos con el
asalto a la cárcel o la fuga de decenas de presos, que en principio se
dijo eran peligrosos, pero que al paso de los días asoma el elemento
político...
ATENTOS.- El gobierno dominicano no
tiene que entrometerse en los asuntos haitianos, ni quitar ni poner
presidentes como hacía Trujillo, pero sí debe mantenerse atento a las
ocurrencias del otro lado de la frontera, y mucho más cuando lo tocan
directamente, pues República Dominicana es el destino natural del
fugado, en este caso, pero igual del sedicioso, como en el
pasado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario