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Representación del incendio de la Casa Blanca, por Tom Freeman, en esta imagen de la Asociación Histórica de la Casa Blanca. |
El Capitolio en llamas. La Casa Blanca en llamas. La
ciudad, desolada. El presidente de Estados Unidos y su esposa, a la
fuga, y el enemigo bajo control.
BBC Mundo, Washington (@bbc_sparrow);- Es un panorama impensable para Washington en la
actualidad, pero precisamente así lucía la joven capital de Estados
Unidos hace exactamente 200 años, cuando un grupo de soldados británicos
se dispuso a darle una lección que marcaría su historia.
Cuando ya caía la noche del 24 de
agosto y cedía el calor veraniego, cientos de soldados marcharon hacia
la ciudad y, uno tras otro, dejaron sus edificios públicos más
emblemáticos "envueltos en una serpenteante capa de fuego", como lo
describió el autor Stephen Vogel en su libro sobre el tema.
La quema de Washington, como ha pasado a
conocerse ese día, fue un golpe humillante para un país que precisamente
se había independizado de los británicos hacía casi cuatro décadas.
"El incendio del Capitolio y la Casa del
Presidente -como se le decía a la Casa Blanca en ese entonces- realmente
conmocionaron a los estadounidenses de manera similar a los eventos en
Pearl Harbour, cuando fue atacado el país, y después del 11 de
septiembre", le dijo Vogel a BBC Mundo.
Pero la quema también fue un evento del que
Estados Unidos se recuperó: apenas tres semanas después, sus soldados
defendieron el fuerte McHenry en la vecina Baltimore, una batalla que
sirvió de inspiración para que Francis Scott Key compusiera un poema en
que se basó el himno actual de Estados Unidos.
Este fin de semana, la toma de Washington se
conmemora con una serie de eventos que incluyen reconstrucciones y
recorridos históricos.
Libertad pero no independencia
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La Casa del Presidente -como se conocía a la Casa Blanca- fue afectada seriamente por el incendio, como se ve en esta acuarela de George Munger (ca. 1814-1815). |
El incendio de la Casa Blanca y el Capitolio fue uno de los episodios
más significativos y dramáticos de un conflicto de 32 meses entre
Estados Unidos y Reino Unido que comenzó en 1812 con la declaratoria de
guerra firmada por el presidente James Madison.
Estados Unidos tenía la sensación, explica
Vogel, que los británicos estaban pisoteando la joven soberanía del
país, al restringir por ejemplo el comercio con Europa u obligar a
marineros estadounidenses a que trabajaran en navíos de la flota real.
"Había un sentimiento entre Madison y sus
seguidores de que el país había obtenido su libertad en la generación
anterior, pero realmente no había obtenido su independencia", dice.
En esos años, Reino Unido estaba inmerso en una intensa guerra con el
imperio francés de Napoleón y, si bien no tenía mayor interés en una
guerra adicional con Estados Unidos, tampoco estaba dispuesto a dejarse
vencer por su excolonia.
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Las quemaduras todavía son visibles en dos lugares de la Casa Blanca, según la Asociación Histórica de la Casa Blanca. |
Sin embargo, sólo tomaría un rol mucho más
ofensivo en 1814, después de que Napoleón se exilió en la isla
mediterránea de Elba, y su principal golpe a Estados Unidos ocurrió
precisamente en la capital.
"Los británicos invadieron Washington con un objetivo primordial", le
dice a BBC Mundo Bill Bushong, historiador de la Asociación Histórica
de la Casa Blanca (WHHA, por sus siglas en inglés). "Ese objetivo era
moralizar a los estadounidenses, ponerlos simbólicamente de rodillas
quemando sus edificios públicos".
La cena está servida
Cuando los soldados llegaron a la Casa Blanca en
las últimas horas de ese 24 de agosto, no encontraron combatientes
desafiantes sino un banquete servido.
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Retrato de Washington que salvó Dolley Madison. |
Dolley Madison, la esposa del presidente, lo había dejado listo en la
tarde, como hacía todos los días para su esposo, pero ante la cercanía
de los soldados se había visto forzada a escapar como también lo había
hecho el mandatario.
Dolley salió de la mansión presidencial, pero
antes decidió llevarse un retrato de George Washington, el primer
presidente del país, para salvarlo de las llamas. Fue una acción que
todavía hoy está cargada de simbolismo: el cuadro es la obra de arte más
vieja expuesta en la Casa Blanca, según Bushong.
Poco después de la fuga de Dolley Madison, los
británicos encontraron la casa vacía, satisficieron su apetito, bebieron
Madeira, recorrieron sus habitaciones y finalmente les prendieron
fuego.
"Nunca olvidaré la majestuosidad destructora de las llamas a medida
que las antorchas iluminaban las camas, las cortinas, etc", escribió el
mayor Harry Smith, uno de los soldados, según consta en el libro de
Vogel, que se titula Through the Perilous Fight.
"Aunque la ciudad de Washington tenía poco menos
de una década como capital, el simbolismo de perder esas estructuras
golpeó muy fuerte al país", dice Vogel.
"Querían desquite"
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En el pasado se han hecho reconstrucciones históricas de la guerra de 1812. |
Pero Estados Unidos no se iba a dar por vencido. De hecho, el golpe
sobre su capital hizo que tomara nuevos bríos para combatir a los
británicos.
"Los estadounidenses estaban furiosos y querían
un desquite", le dijo a BBC Mundo Anthony Pitch, autor de un libro sobre
la invasión de 1814. Como resultado, no sólo defendieron Baltimore,
sino también evitaron que los británicos tomaran Nueva Orléans.
"El legado para Estados Unidos es claro",
aseguró Pitch. "Baltimore y Nueva Orléans forjaron una nueva nación e
identidad. De repente, las personas olvidaron sus diferencias".
El conflicto finalizó políticamente con la firma
del Tratado de Gante, en diciembre de 1814, que restauró las relaciones
entre los dos países a como estaban antes de la guerra.
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La guerra entre los estadounidenses y los británicos concluyó en 1814. |
Washington se recuperó poco a poco y pudo mantenerse como capital del
país a pesar de que algunos consideraban que estaba demasiado expuesta.
La Casa Blanca fue reconstruida, aunque en vez
de piedra se usó madera en algunas partes, lo que debilitó la estructura
con el tiempo y obligó a nuevas obras a mediados del siglo XX.
Y el incendio, con su evidente simbolismo, terminó convertido en un
recuerdo de cuando las relaciones entre Estados Unidos y Reino Unido no
eran cordiales como ahora.
En una visita del primer ministro británico
David Cameron a la Casa Blanca en 2012, el presidente Barack Obama
bromeó cómo los soldados "dejaron una impresión" y "realmente iluminaron
el lugar" en 1814.
Cameron le respondió diciendo que estaba un poco avergonzado por lo que hicieron sus ancestros.
Pero inmediatamente agregó: "Puedo ver que hoy tienen el lugar un poco mejor defendido".
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