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martes, agosto 26, 2014

Danilo, el PLD, la reelección

Cuando el cadáver del Presidente Franklin Delano Roosevelt llegaba de Georgia a Washington para recibir los honores póstumos como jefe de Estado, un mendigo lloraba inconsolable en el andén del tren y un periodista le preguntó si conocía al mandatario recién fallecido:
“-Yo no lo conocía a él, pero él a mí sí...”
La frase adquiriría categoría de filosofía política en el escenario electoral norteamericano porque a partir de entonces los líderes comenzaron a valorar el voto ciudadano más allá de elegir al Presidente.
Roosevelt es el más longevo Presidente estadounidense. Gobernó desde 1932 hasta el 1944, y murió iniciando su cuarto período consecutivo, a punto de concluir la Segunda Guerra Mundial con el triunfo de los aliados sobre el Tercer Reich de la Alemania Nazi.
Es el único caso en que puede decirse que la Constitución de los Estados Unidos tuvo que ser adecuada a la necesidad de que un líder siga al frente del Estado por razón circunstancial, independientemente de que ese líder tenía limitaciones físicas y terminó en silla de ruedas.
Llegó al poder cuando Estados Unidos aún no se reponía de la depresión de 1929, y menos de una década después sólo su liderazgo y credibilidad hizo posible que su pueblo asumiera la responsabilidad de entrar a la Segunda Guerra Mundial, que dejó más de 60 millones de muertos y a media Europa devastada.
Es un ejemplo de que a los presidentes los obligan las circunstancias y que las limitaciones para seguir en el poder siempre estarán determinadas por las exigencias de sus pueblos.
... Y entonces Danilo
Danilo Medina parece que está decidido a no correr por la reelección a pesar de los niveles de aceptación popular que le asignan las encuestas. Él tiene derecho a su tranquilidad familiar.
Además de eso, se argumentan razones de carácter éticas y morales para convencerlo de que no debe lanzarse en procura de la reelección... ¿Pero cuál ética? ¿Cuál moral?
La reelección no es ni ha sido nunca mala por sí misma siempre que los pueblos tengan la facultad de votar libremente, sin coacción de ningún tipo, atendiendo sólo a su intuición y sabiduría. La limitación obligatoria de cuatro años para una gestión de gobierno es un método aberrante y desfasado que debe ser erradicado de nuestra Constitución...
Danilo Medina ha demostrado que es un Presidente sencillo, correcto, humano, tolerante, decente, sabio, intuitivo e identificado con los sectores más pobres de la sociedad... ¡Un Presidente bueno!
¿Ha tenido la República Dominicana muchos presidentes con todas esas condiciones...? Obviamente que no...
¿...Y quién es que pierde?
Es verdad que los imprescindibles pueblan los cementerios... Pero también es verdad que los buenos presidentes no aparecen ni en los centros espiritistas. Y para inventar con aventuras locas, ya tiene el país ejemplos de sobra.
Danilo debe postergar esa decisión que evidentemente tiene tomada de no presentarse a las elecciones del dieciséis, concertar a lo interno de su partido, convocar a todos los sectores de la sociedad para que se expresen de forma espontánea y sincera... Luego hacer lo que más convenga al país.
En casi todas las democracias del mundo se le entrega al pueblo la facultad de elegir o no a los presidentes repostulados. Si es malo, fuera... Esa historia la conocemos.
Si Danilo es un buen Presidente, si la gente lo quiere, que le vote... Si no, que venga otro... Eso es democracia.
Por César Medina;-
lobarnechea1@hotmail.com 

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