EL DEGÜELLO Pastor Vásquez Fría cita en
su libro ¡Éxodos! (página 120) a Bernardo Vega: “ÖCuando Trujillo
adquirió en l956 la mayoría de ingenios de los norteamericanos, el
hombre que había ordenado el degüello de 1937 se convirtió en el
principal empleador de haitianos en el paísÖ”. Lean bien. Los haitianos
que habían sido víctimas de la masacre de 1937, ordenada por Trujillo,
no tuvieron empacho 19 años después en ser sus esclavos en la siembra y
corte de la caña de azúcar. Y se sabe que los haitianos no venían por
libre voluntad, que o lo traían o lo mandaban a buscar, y en la
operación participaban quienes fueran a la sazón sus gobernantes. ¿Por
qué entonces deben cargar con esos muertos haitianos las generaciones
dominicanas posteriores a 1937, si sus propios compatriotas no tuvieron
nunca remordimiento e hicieron negocios a su costa? Pensaron Edwin
Paraison y Guy Alexander en este hecho cuando formaron Comité Memoria
1937, pues pudieron haber llamado a su grupo Comité Memoria 1956, y por
igual año tras año, hasta llegar al 2013 de la sentencia del Tribunal
Constitucional...
EL TRABAJO.- Edwin Paraison y Guy
Alexander pudieron haber puesto cualquier año del interregno que cubre
la Dictadura y la Democracia para su núcleo de defensa y ataque. Solo
que sus dedos debieron apuntar desde el primer momento hacia Haití,
donde todavía habita la desvergüenza, y no hacia República, donde por lo
menos encontraron comida. Pues eso es parte de la situación. Los
haitianos se quejan, pero los dominicanos no son responsables de su
desgracia. Son buenos cortando caña, y por igual arroz, y recogiendo
café y cacao, y pegando blocks, pero de este lado de la isla. No son
capaces de sembrar su propia caña, ni su arroz, ni su café, ni su cacao,
como tampoco levantar sus edificios. De ahí la diferencia. Aquí hay
progreso, allá miseria, y al misérrimo no le queda otra que buscar vida
donde haya vida. Los haitianos deben mirarse en su espejo, pero si
fuera espantoso, y se miran en el cristal de los dominicanos, deben
saber que lo que se tiene fue trabajando y no envidiando...
EL COLOR.-
Los haitianos pudieron tener al igual que los dominicanos una república
con un nivel aceptable de desarrollo, puesto que conocieron primero la
libertad, aunque no la igualdad y la fraternidad, que fue la consigna de
la Revolución Francesa que adoptaron como divisa para lograr su
independencia. Prefirieron fuego y no agua, y quemaron todo lo que
encontraron a su paso, de manera que el blanco no tuviera donde
aposentarse. Fue en su tiempo la colonia más próspera del mundo, y ese
paraíso no lo destruyó el europeo, sino el nativo. Libre, pero con
mentalidad de esclavo. Da risa o pena cuando los haitianos hablan de
racismo, pues nadie en el mundo discrimina más que ellos, y desde sus
orígenes, e incluso entre sí. No se admite, pero la verdad que hay
racismo de derecha y racismo de izquierda, y el de izquierda, el que
practica el negro contra el blanco, es igual de infame. Los haitianos
se dieron cuenta de esa debilidad, y se aprovecharon de ser negro,
haciendo del color una profesión...
EL NEGOCIO.- Nada más
hay que mirar hacia América. Los negros norteamericanos demandan
oportunidades pero en su territorio, y nunca fuera de sus fronteras, y
se sabe de sus grandes luchas por la igualdad. Desde antes de Abraham
Lincoln y después de John F. Kennedy. No se recuestan, y mucho menos
hacen negocio con su situación, como sí los haitianos. A quienes hay que
dar por las buenas o por las malas, puesto que si no, se desquitan con
la consabida acusación de anti-haitiano, racista y xenófob
Orlando Gil |
o. Que es la
culpa que ahora cargan sobre los hombros de los dominicanos, y que a su
vez resulta un comercio tan bueno que hasta dominicanos se benefician.
Cuando se ve que dominicanos hacen causa común con los haitianos, hay
que buscar razón. Si los segundos aceptaran la regularización de su
status, y se diera fin a la especie de limbo, el dinero no fluiría como
ahora a las Ong’s, que son una versión moderna de chupa cabra. Solo el
mucho dinero que corre explica la amplitud y profundidad de la campaña
contra República Dominicana...
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