LA LLAVE.- Si la República puso candado
respecto al caso de los haitianos que presumen de dominicanos, debe ver
ahora qué hace con la llave. Tal vez no deba botarla, pero sí mantenerla
lejos de las manos de los impostores. La cuestión es clara: si el
problema lo origina su presencia en territorio dominicano, la solución
es que no crucen la frontera. Nadie quiere contar ni que lo cuenten, por
lo que nunca se sabrá con certeza el número de afectados. La Junta
Central Electoral habló, y se suponía que de manera definitiva. Sin
embargo, los haitianos y los grupos que favorecen sus intereses,
empiezan a sacar pespuntes inéditos o cálculos indebidos. La diáspora,
por ejemplo, vuelve a los veinte y tantos miles de la controversia
pasada. Pues ellos quisieran que José Ángel Aquino y Eddy Olivares, sus
aliados de ocasión, salieran bien parados del escrutinio y no Roberto
Rosario. Aunque los muy prácticos aceptan cualquier puerta que facilite
una salida digna. El problema nunca ha sido de derechos humanos, pero
como esa es la mejor mampara, insisten…
EL CIERRE.- El
punto de cierre de la frontera pasa desapercibido y nadie plantea que la
solución es parar de golpe el flujo de haitianos. Si siguen entrando,
pueden dar un giro a la situación, pues las repatriaciones serán masivas
y las carabinas internacionales tendrán municiones. No hay manera, ni
en República Dominicana ni en ninguna otra parte del mundo, de deportar a
las buenas. Siempre será por las malas. Nadie sabe con qué protocolo
colaborará Naciones Unidas, pero sea el que fuere, la protesta no se
quedará en el tintero. Los haitianos conocen la efectividad del chantaje
internacional y van a recurrir a todas sus formas. Ahora no las tendrán
todas consigo, pues hay realidades nuevas e insoslayables, como la
Constitución de la República, el fallo del Tribunal Constitucional, el
Instituto de Migración y políticas de Estado de aplicación inmediata. La
Corte Interamericana de Costa Rica es una enemiga jurada, pero sus
condenas fueron – casi – en contumacia. O no se hacía representar, o los
abogados no eran los mejores…
EL CAOS.- La atención
especial a la frontera debe tener en cuenta los posibles acontecimientos
del
otro lado de la isla. El gobierno de Michel Martelly no las tiene
todas consigo, y grupos diversos están manifestándose en las calles y de
esas protestas no se puede esperar nada bueno. Todos los componentes
son explosivos. Lo primero es que las relaciones entre el Parlamento y
el Ejecutivo están en un nivel bajo, casi en el suelo. Lo segundo es que
el gobierno no está respondiendo a las expectativas de la población, y
con el mandatario cantando Palito de Coco en creole, no va alcanzarse
ninguna meta. Además, y es lo tercero, están las denuncias de corrupción
y la mala administración de justicia. Si Haití era antes un desorden,
ahora es un caos. Nadie cree que puedan organizarse las elecciones de
senadores y de alcaldes en lo que resta del año, a pesar de las
presiones internacionales, sobre todo de Estados Unidos. El año
parlamentario, por tanto, no se iniciará el segundo lunes de enero…
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Orlando Gil |
¡POR AQUÍ NO!-
En Haití se vislumbran, si no es que ya existen, problemas
institucionales y políticos muy graves. Incluso, se empieza hablar de
“Table rase” como solución de conjunto. Esto es, que se vayan todos,
hasta el presidente Martelly, de manera que pueda convocarse a
elecciones generales y se unifiquen los comicios. Como se acordó aquí en
la Constitución del 2010 y se aplicará en la consulta del 2016. El
actual sistema haitiano es difícil, por no decir imposible, y lo es
tanto en organización como en financiamiento. De esto habría hablado el
expresidente Leonel Fernández en una reciente visita a Francia, y entre
los haitianos se cree que a pedido de René Preval, aunque no tienen
confirmación. El estallido se ve claro en el cielo haitiano, y si no es
por una cosa será por otra. El gobierno dominicano debe tomar nota de la
situación y no dejarse sorprender y desbordar por los acontecimientos.
Cuando esas luchas tengan desenlace, los derrotados querrán venirse acá o
huir por la frontera. Entonces habrá que decirles que no, que se vayan a
las naciones del Caricom…
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