En mi barrio de San Cristóbal solía meterme en
pleito de los grandes para ganarme un espacio en la manada. Y casi
siempre terminaba “con el ojo abollao”... pagando la peor parte.
Es
lo que le ocurre al que mete las narices en garata ajena. Como en el
pleito de José y Miguel. Dos guerreros que no son nada entre sí, aunque
lo parezcan.
El uno, tirando a matar a paloma en bajo vuelo; el
otro, redentor de honra vapuleada en venganza artera... Pero ambos
gladiadores de la misma escuela de un “ornismo” inteligente, audaz,
resuelto, desafiante, bravío...
Si me preguntaran seriamente qué
busco en el medio, no sabría dar respuesta. A no ser el morbo de la
gozada “con la que está cayendo...”, como dicen los españoles.
Y
como “el que me estruja, me plancha” (...) Nada más inteligente que el
elogio bonito, la admiración eterna, la amistad cuarentona, el ejemplo,
la enseñanza del oficio, la gratitud por el reconocimiento del club...
Pero
lo otro ya está dicho. Y contradicho... Como el cazador de gazapos en
aquella mesa sobria y exigente de la inmensa escuela de este oficio que
empezó en el Conde y terminó en la Kennedy, cuando se fue el Ornes que
no traté...
Cesar Medina. |
Se dan de la misma enseñanza: ¡Talento al cubo! (...)
Por eso hay que andarse con cuidado “en pleito de los guerreros” ¡No
vaya a ser cosa...!
...Y entonces ruge el leónLo que
ha retumbado en esta selva indómita es “El Rugido del León”, el último
engendro literario de Miguel Guerrero que cuestiona la idoneidad de
Leonel Fernández como Presidente y líder político.
Y entonces,
como buen alumno, el otro Guerrero, José Báez, le sacó los gazapos y
contradicciones (...) que salieron a granel en la primera ojeada de tan
resonante éxito de librería.
Porque se supone que no se puede ser
bueno y malo al mismo tiempo (...); bruto e inteligente simultáneamente
(...); torpe y agudo (...); feo y bonito (...); honrado y ladrón (...)
gladiador y cobarde (...)
O sea, no se puede estar a la misma vez
en las antípodas, en el Polo Norte y en el Polo Sur, sin poseer el don
de la ubicuidad que le atribuye a Leonel el primero de los guerreros...
Observación
inteligente que le ha hecho el segundo guerrero a su maestro y guía de
los últimos 40 años en ese don tan maravilloso de saber “cómo se bate el
cobre” (...) ñy hasta el oro, agrego yoñ, “para ganar para clientes el
favor de la opinión pública”.
La misma opinión pública que dice él
ñel segundo guerrero citando a José Gabriel Garcíañ, es “esa coqueta
veleidosa que suele negar en la tarde al favorito que colmó de caricias
en la mañana”.
¿Poesía o realidad...?La frase de José
Gabriel García citada en un marco poético parece salirse del contexto
conceptual en que la trajo el segundo de estos guerreros inteligentes
(...) que evidentemente cogen piedra para los más chiquitos.
Porque
tratando de moldear a esa “coqueta veleidosa” para ganarnos su cariño
pueden escribirse y decirse muchas cosas, como ocurre de ordinario entre
los que vivimos del oficio...
¡Así sea que después queramos desdecirnos o tratar de dorar la píldora!
Me he animado a meterme entre estos dos guerreros convencido de una sola cosa:
“¿Cómo puede alguien molestarse por un artículo de periódico que al fin y al cabo no es más que una opinión particular...?”.
Porque es verdad: “La importancia de las opiniones está sobrestimada (...)”.
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