Por Emilio Herasme Peña.
La profecía de que “el camino malo está
cerrado”, hecha por Joaquín Balaguer en junio en 1996, parece estarse
cumpliendo nuevamente en detrimento, como es natural, del PRD, conforme
se visualiza desde ahora en el futuro electoral dominicano.
Se recuerda que el líder fundador del PRSC hizo
pública esa profecía, con su elocuente énfasis característico, en
ocasión de aquel acto inolvidable celebrado para formalizar la
concertación del denominado “Pacto Patriótico”.
Fue a consecuencia de ese pacto que Leonel
Fernández y su partido, el PLD, ganaron las elecciones de ese año,
contando a su favor con los votos reformistas que Balaguer les
proporcionó.
Lo más singular
Lo más singular del caso en lo tocante al
cumplimiento de aquella profecía balaguerista en el presente y el
futuro, es que es el propio PRD, el que ha estado haciendo todo lo
necesario para cerrarse a sí mismo el paso al Palacio Nacional,
contribuyendo a la materialización de ese vaticinio.
Es verdad que ese pronóstico no se cumplió en las
elecciones del 2000 cuando el PRD las ganó, con Hipólito Mejía como su
candidato presidencial.
Empero debe recordarse que esa profecía la hizo
Balaguer cuando Peña Gómez vivía y era el líder y candidato presidencial
del PRD, y que éste murió dos años después, lo que influyó
decisivamente en el sentimiento de los votantes que hicieron posible una
victoria arrolladora de los perredeístas en los comicios legislativos y
municipales de 1998, lo que preparó el camino para lo que sucedió en el
2000.
Contribución del PRD
Luego de su victoria en la primera vuelta en las
elecciones presidenciales del 2000, el propio PRD se encargó de echar
las bases para que la profecía de Balaguer de que “el camino malo
está…¡cerrado, cerrado!”, se volviera a cumplir tras irse diluyendo el
efecto electoralmente favorable que provocó la muerte de Peña Gómez, y
por otras razones de mucho peso.
Lo primero que hizo la alta dirigencia
perredeísta en tal sentido, fue deshacer el poderoso Acuerdo de Santo
Domingo, cuyos partidos pequeños aportaron al PRD una buena cantidad de
votos, y que en el 2004 se los endosaron al candidato presidencial del
PLD.
El siguiente paso disolvente del PRD fue la
decisión de Hipólito Mejía de buscar su reelección contra viento y
marea, a pesar de que la crisis bancaria del 2003 desató una
hiperinflación que disparó los precios a niveles sin precedentes, lo que
provocó enorme desencanto hacia él y su partido entre los votantes. Esa
decisión de Mejía trajo consigo además, en perjuicio del PRD, la salida
de sus filas de su combativo presidente Hatuey De Camps.
Extremo insólito
Los altos dirigentes perredeístas que actualmente
se disputan encarnizadamente la supremacía del partido del jacho, han
llegado al extremo insólito de celebrar encuentros por separado con el
presidente de la república, Danilo Medina. En una primera fecha fue el
sector encabezado por Hipólito Mejía el que se reunió con el primer
mandatario, y el sector presidido por Miguel Vargas Maldonado lo hizo
después.
Esas reuniones separadas de perredeístas con el
presidente Medina, solamente han servido para que ellos enseñen más allá
del “refajo”, toda su desnudez de la profunda crisis que mantiene
paralizado al partido blanco y que apunta a una ruptura inexorable. Para
que esto ocurra solamente falta que llegue el momento en que la JCE
reconozca a un bando como legítimo propietario del PRD, dejando al otro
“oliendo donde guisan”.
Alarmante reducción
La ostensible situación de locura que se da a lo
interno del PRD, alcanza un extremo tal que sus principales responsables
ni siquiera se han dado por enterado de la alarmante reducción que ha
experimentado ese partido desde las pasadas elecciones, conforme a la
última encuesta divulgada por la Gallup.
Nunca antes, desde la división formalizada por la
JCE cuando le dio ganancia de causa a Peña Gómez en su disputa con
Jacobo Majluta y éste formó el PRI, las simpatías del PRD en el
electorado habían llegado a un nivel tan bajo como ahora.
A pesar de ello, Vargas Maldonado acaba de
anunciar con la más pasmosa frialdad y convicción, que él será el
candidato presidencial del PRD en el 2016, sin reparar en el consejo que
su íntimo “enllave”, el columnista embajador, le acaba de hacer a
través de uno de sus escritos en un matutino capitaleño.
Apriete de la tuerca
A más de eso, Vargas acaba de reunirse con el
líder del PLD, Leonel Fernández, y los analistas más objetivos y
certeros en sus apreciaciones, están convencidos de que, de ese
encuentro, la tuerca que aprieta la división perredeísta, será ajustada
con más fuerza para hacer esa desunión mucho más irreversible y
catastrófica.
Esto así porque esos analistas saben de sobra que
el presidente peledeísta maneja a control remoto las decisiones del
Tribunal Superior Electoral y del Tribunal Constitucional, y que a esto
se debe que todas las sentencias evacuadas por esos dos organismos han
sido a favor de Vargas Maldonado, contribuyendo con ello a ahondar la
división perredeísta.
Siendo así las cosas, y no de otro modo, Leonel
Fernández seguirá atizando la hoguera de esa división, dado que a su
partido le conviene en grandísima medida, que el PRD quede convertido en
escombros y sus cenizas lanzadas al aire en los lugares más inhóspitos
del territorio nacional, como Los Cuatro Vientos.
Cumplimiento irreversible
Aglutinando todo lo previamente expuesto, los
analistas políticos no ven razones para que el líder peledeísta
contribuya a la reconciliación y recomposición del PRD, aun en el caso
hipotético de que él decida ahora o después, no buscar una nueva
repostulación presidencial.
Si en aras de que el PLD retuviera el poder en
las elecciones del año pasado, el entonces presidente de la república
provocó el profundo hoyo fiscal que tanto daño le ha hecho a su imagen
pública, eso es más que suficiente para estar plenamente seguro de que
hará todo lo posible para que el peledeísmo se mantenga gobernando más
allá del 2016.
Una nueva victoria electoral peledeísta dentro de
tres años, significará “el réquiem”, talvez definitivo del PRD, y de eso
ocurrir, la profecía de Balaguer de que “el camino malo está
¡cerrado…cerrado!”, se habrá de cumplir a corto plazo y por un largo
tiempo que nadie se puede imaginar.
Cien años de soledad
Mientras eso ha de ocurrir en grave detrimento de
los perredeístas de nivel intermedio y de la base, Vargas Maldonado y
los de su círculo más íntimo, en el 2016 les echarán la culpa de su
apabullante derrota a los pepehachistas o hipolitistas, mientras los
peledeístas continuarán “gozando de lo lindo” el disfrute del poder.
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Emilio Herasme Peña |
De todos modos, los “miguelistas” de la cúspide,
dispondrán a sus anchas su cuota de la millonaria “ponina” que la JCE
entrega anualmente a los partidos políticos, y eso, y algo más
inconfesable, luce ser el motivo de su actual comportamiento
desquiciado.
Pero esos “cien años de soledad” que les espera a
los demás, que son una gran mayoría que se está comiendo un hablo,
nadie se los despinta; y Joaquín Balaguer se reirá a carcajadas en su
tumba, dándose palmadas en el pecho, orgulloso de su sagacidad que lo
indujo a profetizar con certeza que: “el camino malo está
¡cerrado…cerrado!”
¡Y bien cerrado, vale decir!
Autor: Emilio Herasme Peña
Autor: Emilio Herasme Peña
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