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miércoles, abril 03, 2013

Actores políticos dizque monitoreando la corrupción y la transparencia pública, ¡hasta cuando!

Autor: Fco. S. Cruz
En la sociedad dominicana se da un caso “Sui géneris” -y lo he escrito mil veces-: actores políticos -coyunturales u orgánicos- que ejercen de “censores” de los poderes públicos: gobierno, congreso, municipio, e instituciones descentralizadas del Estado. Tal magisterio, lo ejercen desde la llamada “sociedad civil” y sus pares ONGs y demás “aparatos” políticos financiados económicamente por agencias extranjeras en una suerte de “situado” del que no hay registro contable ni forma de fiscalizar. Por ello, hay países donde ya hay legislación al respecto.
Y no es que un actor político equis, esté descalificado para criticar, “monitorear” y exigir transparencia de cada acto público de un gobierno -administración de recursos, políticas públicas, inversión pública, lentitud o lenidad con la corrupción pública (y de la privada, ¿qué?) , cumplimiento de la ley, etc.-, sino, que juegan igualitos que nuestros políticos profesionales partidarios que, de proceso en proceso electorales, asumen diferentes roles: ya jefes de campaña, ya de asesores de relaciones públicas, ya de finanzas, ya de asesores económicos, ya de asesores de “relaciones internacionales” (esta categoría es de reciente creación) ,ya de cabilderos, ya de asesores de imagen pública y hasta de periodistas seudos “independientes” agazapados.
Luego, si su candidato o su partido gana (esos actores políticos de la periferia), devienen en ministros, directores generales, gobernador del Banco Central (puesto muy apetecido, por el salario, la principalía y otros beneficios colaterales), Cámara de Cuentas, embajadores, cónsules y demás nomenclaturas del organigrama estatal. Pero sí sucede lo contrario, es decir, que su partido y su candidato pierde, entonces, se las ingenian para lograr el control de las llamadas “instituciones democráticas” de la “sociedad civil”, para desde allí, y con esa etiqueta (la de “sociedad civil”), hacer oposición política disfrazada del manido discurso-cliché: “…para contribuir al adecentamiento del ejercicio del poder y de la política, exigiendo trasparencia pública”. Es un juego de máscaras y de poses (en el que politólogos y sociólogos “lights” no se quedan atrás), o más bien, de “cuentos chinos”.
Sin embargo, lo más cínico e increíble en ellos (en esos actores políticos de la periferia), es que quieren que el país y el mundo entero (¡válgame Dios!) crean en sus nuevos roles de “censores-fiscalizadores públicos”; y que además, olvidemos, de un porrazo, su mas reciente participación política-electoral, abierta o solapada, a favor del tal o cual partido y candidato. Nada criticable, si dichos señores, no nos creyesen tontos, desmemoriados, o pendejos.
Estoy convencido que en nuestro país, no son tanto las instituciones -partidos políticos, poderes públicos, sistema de justicia, opinión pública, etc.- que están corrompidas y prostituidas hasta la saciedad, sino también y muy visible, muchos de sus actores políticos (enquistados en el sistema de partido político, de los poderes fácticos, de la llamada “sociedad civil”, de la “opinión pública”, y de la retahíla -con contadas excepciones- de negocios llamados ONGs) con sus prácticas de doble moral y carita “de yo no fui”.
¡Quitémosle, pues, las caretas!

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