Barack Obama |
JERUSALÉN (Reuters);-En el último día de su visita a Israel, el
presidente de Estados Unidos, Barack Obama, rindió sus respetos a la
tumba del fundador del sionismo moderno y también a la tumba del primer
ministro asesinado Isaac Rabin, que se convirtió en un símbolo del
proceso de paz.
Luego pasó por el monumento al Holocausto Yad Vashem, otro gesto
simbólico en un viaje carente de resultados reales, pero plagado de
llamamientos tanto a israelíes como palestinos para que reanuden unas
conversaciones de paz estancadas desde hace tiempo.
El presidente tiene previsto volar a la vecina Jordania por la
tarde para reunirse con el rey Abdulá, aliado clave de Estados Unidos en
Oriente Próximo y con el que abordará una serie de acuciantes problemas
regionales entre los que se incluye la guerra civil en la vecina Siria.
Bajo un sol brillante, Obama caminó por el cementerio Monte Herzl
de Jerusalén, depositando una corona sobre la tumba de mármol negro de
Theodor Herzl, el visionario sionista que murió hace más de cuatro
décadas antes de la fundación de Israel en 1948.
Responsables oficiales dijeron que la visita pretendía corregir
la impresión dada en un discurso en El Cairo en 2009, cuando pareció
argumentar que la legitimidad del estado judío se originó por el
Holocausto.
"Nada podría ser más poderoso", dijo Obama en la sala que
recuerda a los seis millones de judíos muertos a manos de los nazis
durante la Segunda Guerra Mundial.
Obama también colocó una corona en la tumba de Isaac Rabin, el
estadista israelí asesinado en 1995 por un extremista judío molesto con
sus esfuerzos para lograr la paz con los palestinos.
"Algunas veces es más difícil embarcarse en la paz que en la
guerra", dijo Obama a la familia de Rabin, en palabras de la hija del ex
primer ministro
No hay comentarios:
Publicar un comentario